Aunque las fiestas suelen asociarse con comidas abundantes y celebraciones alrededor de la mesa, hay expertos en salud que recomiendan cuidar lo que comemos, incluso en Navidad, para proteger nuestro bienestar a largo plazo. Entre ellos, destaca la voz de uno de los científicos más longevos y respetados en el ámbito de la salud pública, que ha señalado con claridad dos elementos dietéticos que conviene evitar o limitar incluso durante las tradiciones festivas.
Cuando pensamos en celebraciones navideñas, es habitual que se asocie el vino, el cava o una copa de licor con la alegría del momento. Sin embargo, el consumo de alcohol, aunque socialmente normalizado, está lejos de ser inofensivo. Para muchos especialistas, el alcohol es un factor de riesgo importante en el desarrollo de diversas enfermedades, incluido el cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud, el alcohol es considerado un agente cancerígeno, sin importar si se toma en pequeñas cantidades o durante eventos especiales como la Navidad.
Esta visión desafía una creencia común: que una copa de vino al día puede ser saludable. Esa idea se ha difundido ampliamente durante décadas, pero estudios más recientes dejan claro que el supuesto beneficio no proviene del alcohol en sí, sino de otros componentes de los patrones alimentarios asociados, como una dieta equilibrada o un estilo de vida activo.
Por ello, incluso en fechas festivas, muchos expertos aconsejan limitar el consumo de bebidas alcohólicas o, al menos, compensarlo con una buena hidratación y moderación. El mensaje es sencillo: disfrutar de una celebración no tiene que ir necesariamente acompañado de una copa en la mano, según Lecturas.
El segundo grupo de alimentos que conviene evitar, y que también es especialmente prevalente en celebraciones, son los ultraprocesados. Estos productos, cargados de grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos, están asociados con un mayor riesgo de inflamación, obesidad, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Aunque son tentadores e incluso tradicionales en muchas mesas navideñas (dulces industriales, snacks salados, embutidos procesados), los nutricionistas advierten que su consumo frecuente puede tener efectos negativos en nuestra salud.
Reemplazar estos productos por alimentos frescos, como frutas, verduras, frutos secos naturales o preparaciones caseras con ingredientes de calidad, no solo es más saludable, sino que también puede ayudarnos a sentirnos mejor durante y después de las fiestas.