Durante la menopausia, muchas mujeres notan que su cabello pierde fuerza, volumen y brillo. Esta etapa de la vida trae consigo importantes cambios hormonales que afectan no solo el estado de ánimo y la piel, sino también la salud capilar, haciendo fundamental un cuidado específico y constante.
A medida que disminuyen los niveles de estrógenos y progesterona, el cabello comienza a experimentar alteraciones visibles. Puede volverse más delgado, seco y frágil, lo que lo hace más propenso a quebrarse o caer. La textura también puede cambiar, volviéndose más rizado o, en algunos casos, más lacio, detalla Diario de Cuyo.
Prevenir estos efectos no es imposible. La clave está en la anticipación y en adoptar hábitos saludables. Incluir en la dieta proteínas, vitaminas y minerales, así como consultar a un especialista antes de usar cualquier producto recomendado por terceros, son pasos esenciales para mantener una melena saludable durante esta etapa.
Para combatir la sequedad y la pérdida de volumen, los expertos recomiendan el uso de mascarillas hidratantes —como las de macadamia— una vez por semana, además de elegir champús nutritivos y evitar el uso excesivo de calor en el peinado. Masajes en el cuero cabelludo también pueden estimular el crecimiento y mejorar la circulación.
El estrés, otro factor común en la menopausia, es un enemigo directo del cabello. Actividades como la meditación, el yoga o caminar al aire libre ayudan a reducirlo, generando un impacto positivo en la salud general y capilar.
En los salones de belleza, existen opciones efectivas como tratamientos intensivos con proteína o mascarillas profesionales, además de cortes estratégicos —como los estilos en capas— que aportan volumen y movimiento.
También se pueden usar productos voluminizadores, como sprays para raíces, que ayudan a crear la ilusión de una melena más densa y con cuerpo. Con pequeños cambios y atención especializada, es posible mantener un cabello fuerte, brillante y lleno de vida más allá de la menopausia.