España está cambiando. Cada año, hay más personas mayores y menos jóvenes. En enero de 2024, más de 9,5 millones de españoles tenían 65 años o más, un 20,4% de la población total. La cifra supera con creces a la de los menores de 15 años y seguirá creciendo en las próximas décadas. Las proyecciones del INE apuntan a que para 2055, casi un tercio de la población española superará los 65 años.
Este fenómeno no es casualidad. Tres factores explican esta transformación: primero, la esperanza de vida es muy alta, con una media de 83,1 años. Segundo, la natalidad sigue en mínimos históricos, con 1,12 hijos por mujer en 2023. Y tercero, la maternidad se retrasa cada vez más, con una edad media de 32,6 años.
El resultado es un país que envejece rápidamente. España se perfila como uno de los países más envejecidos de Europa, junto a Italia y Grecia. Este cambio afecta a todos los ámbitos de la vida: la economía, la educación, el mercado laboral y, sobre todo, los servicios sociales y sanitarios.
El envejecimiento trae consigo nuevos desafíos. Según el INE, más del 30% de los mayores de 64 años presenta algún grado de dependencia. Esto significa que la demanda de cuidados y servicios especializados aumentará. Viviendas adaptadas, entornos accesibles y atención sanitaria eficiente serán necesidades cada vez más importantes.
Pero no todo es negativo. Los expertos destacan que el envejecimiento activo puede marcar la diferencia. Adoptar hábitos saludables desde edades tempranas, ejercicio físico regular, buena alimentación, descanso adecuado y relaciones sociales, ayuda a retrasar problemas de movilidad, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo. Así, se consigue mayor autonomía y mejor calidad de vida en la vejez.
España tiene la oportunidad de adaptarse a este cambio. Fomentar la educación en hábitos saludables, promover políticas de envejecimiento activo y preparar a la sociedad para cuidar de una población más longeva son pasos necesarios. El futuro dependerá de cómo enfrentemos estos retos hoy. Una sociedad más envejecida no es un problema inevitable; puede ser una oportunidad para reinventar nuestro modelo social y fortalecer la vida de todos.
La población de España aumentó en 508.602 habitantes durante 2024 y se situó en nuevo máximo de 49.128.297 a 1 de enero de 2025. Este incremento se debió sobre todo a los extranjeros, cuyo número creció en 409.689 personas (+6,3%), hasta la cifra récord de 6.911.971. El número de personas de nacionalidad española se incremento en un 0,2%, según el INE.
En cuanto a la estructura de la población, el peso relativo de los mayores de 64 años fue del 20,7%. Esto se tradujo en que la tasa de dependencia -que es la relación entre la población mayor de 64 años y la de 16 a 64 años- se situó en 0,32.
Respecto a la edad media, ésta se sitúa en 44,6 años, datos que confirma la tendencia al envejecimiento iniciada, al menos, en las últimas seis décadas. En 1975, la edad media de la polación era de 33 años; en 1985 de 35 años; en 1995 de 38; en 2005 de 40,3 y en 2015 de 42,5.
En cuanto a la población extranjera, los más numerosos son los marroquíes (968.999), los colombianos (676.534) y los rumanos (609.270). Entre las principales nacionalidades, los mayores aumentos de población durante 2024 se dieron entre los ciudadanos de Colombia (98.057 más), Venezuela (52.555) y Marruecos (48.306). Por su parte, los mayores descensos se registraron entre los de Rumanía (-11.193), Ucrania (-7.907) y Reino Unido (-5.940).
En términos relativos, y entre las nacionalidades con mayor número de extranjeros, los mayores incrementos se registraron entre los ciudadanos de Perú (18,6%), Colombia (17,0%) y Venezuela (16,2%). Por su parte, Ucrania (-3,8%), Bulgaria (-2,9%) y Reino Unido (-2,2%) presentaron los mayores descensos.