El Blue Ghost, el módulo de aterrizaje de la NASA, ha dejado boquiabiertos a los entusiastas del espacio con una imagen impresionante: la Luna en primer plano y la Tierra emergiendo y ocultándose tras su horizonte. Esta espectacular toma fue capturada el 18 de febrero, mientras la nave realizaba su segunda órbita alrededor del satélite a 120 kilómetros de altitud.
Este momento forma parte de la misión que llevará al Blue Ghost a posarse sobre la superficie lunar el 2 de marzo, tras un viaje de más de 384.000 kilómetros desde la Tierra. A lo largo de su trayecto, la nave ha enviado imágenes únicas, mostrando la disminución de la Tierra hasta convertirse en un pequeño punto pálido en la distancia.
Lanzado desde el Centro Espacial Kennedy en Florida a bordo de un SpaceX Falcon 9, el módulo de aterrizaje transporta diez instrumentos científicos y sistemas experimentales de la NASA como parte del programa Servicios de Carga Lunar Comercial (CLPS). Entre sus misiones destacan el estudio del polvo lunar y el rastreo GPS en la superficie del satélite.
Para llegar a su destino final, la nave ha realizado varias maniobras de acercamiento. El 18 de febrero, un encendido de motor de tres minutos y 18 segundos lo llevó a una órbita más baja y elíptica. Poco después, registró un sobrevuelo del lado oculto de la Luna, acercándose a tan solo 120 kilómetros de su superficie.
El Blue Ghost completó su tercera y última órbita lunar el pasado lunes y ahora se prepara para sus maniobras finales. Un encendido de 16 segundos lo colocará en una órbita casi circular, seguido de un último impulso de 19 segundos que marcará su descenso definitivo a la Luna.
Se espera que la nave toque suelo lunar en el borde oriental del Mare Crisium, también conocido como el ´Mar de Crisis´, una vasta cuenca de 483 kilómetros de diámetro. En esta región, el módulo investigará fenómenos como la levitación del polvo lunar, un efecto documentado por el astronauta del Apolo 17, Eugene Cernan, hace más de 50 años.
La misión del Blue Ghost se extenderá por 14 días terrestres, hasta que el Sol deje de iluminar su zona de aterrizaje. Sin luz para recargar sus baterías y enfrentándose a temperaturas de hasta -130 °C, la nave entrará en su fase final, resistiendo lo que pueda antes de sucumbir a la fría noche lunar.
Uno de los objetivos más fascinantes de la misión es el estudio del fenómeno de levitación del polvo lunar, observado por astronautas del programa Apolo hace más de medio siglo. Este extraño comportamiento del polvo, que parece flotar sobre la superficie, podría ayudar a comprender mejor las condiciones de la Luna y preparar futuras exploraciones tripuladas.
Sin embargo, el tiempo del Blue Ghost en la superficie será breve. Diseñado para operar durante 14 días terrestres, su funcionamiento dependerá de la luz solar para cargar sus baterías. Una vez que la noche lunar llegue a su zona de aterrizaje, las temperaturas descenderán hasta los -130 °C, un ambiente extremo que probablemente dañará su electrónica y marcará el fin de la misión.
Hasta entonces, la nave continuará enviando datos valiosos desde su nuevo hogar en la Luna, contribuyendo al conocimiento científico y allanando el camino para futuras misiones. El Blue Ghost es solo el comienzo de una nueva era de exploración lunar, donde robots y humanos trabajarán juntos para desentrañar los secretos del satélite natural de la Tierra.
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