Los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, han viajado este miércoles a Castilla y León para conocer de primera mano los daños que los incendios forestales han dejado en Zamora y León durante el mes de agosto. La visita comenzó en la Casa del Parque Natural del Lago de Sanabria, en Galente, donde fueron recibidos por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, la ministra Ana Redondo y autoridades locales.
Aunque inicialmente se esperaba que la visita empezara en el mirador del cañón de Forcadura, el humo impidió el acceso, por lo que los monarcas acudieron directamente al Puesto de Mando Avanzado. Allí recibieron información sobre la evolución del incendio y aprovecharon para agradecer a los equipos de extinción por su esfuerzo constante frente a las llamas.
Posteriormente, los Reyes se trasladaron a San Martín de Castañeda, donde fueron recibidos entre aplausos y vítores de los vecinos. Rompiendo el protocolo, saludaron de cerca a los ciudadanos, escucharon sus testimonios y compartieron sonrisas en un ambiente marcado por la cercanía. Agricultores, apicultores y hosteleros relataron sus pérdidas y la sensación de abandono que aseguran haber sentido. “Los testimonios son sobrecogedores, aquí y en tantos lugares. Queríamos estar cerca de los afectados”, declaró el monarca.
La agenda continuó en Las Médulas, en León, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desde el mirador de Orellán, Felipe VI y la Reina Letizia contemplaron un paisaje desolador: colinas rojizas rodeadas de ceniza y bosques calcinados. Un técnico de la Junta les explicó que los mayores daños se concentraron en la vegetación y masas forestales, cuya recuperación llevará tiempo.
Más tarde, en Carucedo, donde se encontraba otro puesto de mando, el Rey valoró públicamente lo visto: “Es desolador cómo el fuego ha cercado el parque natural, se ve muy claramente la dimensión de la tragedia, pero hay muchos momentos donde se puede percibir la esperanza en el futuro y que hay mucha parte que se ha podido salvar”.
Finalmente, Felipe VI hizo un llamamiento a la cooperación para reconstruir las zonas dañadas y apoyar a las familias afectadas. Además, quiso resaltar el esfuerzo de los bomberos, brigadistas, la UME, guardias civiles y voluntarios que trabajaron sin descanso. La Casa Real quiso subrayar así un doble mensaje: cercanía con los damnificados y reconocimiento al trabajo de todos los que lucharon contra el fuego.