Los pies besados

25 de octubre de 2025
1 minuto de lectura
Pies. | Canva

Muy pocos enamorados superan las íntimas conversaciones que nunca debieran hacerse públicas

Años ha, aunque no demasiados, muchas cartas a damas de alcurnia se terminaban con una frase establecida: “Beso sus pies, señora”… Después, esos besos se llevaron a la mano hasta que tuvieran licencia para subirlos a los sitios más apetecidos. El protocolo y los deseos iban organizando las distancias.

Sin embargo, una señora muy conocida a la que todo se le perdona, como las fechorías a algunos políticos, ha publicado un libro donde refiere el alboroto de intimidades con su novio que, en laborioso frenesí le besaba los pies, seguramente intentando recuperar sus huellas perseguidas. Para besar los pies de alguien, o se tiene uno que agachar demasiado (y a cierta edad es casi imposible) o se han de invertir las posturas para que lo de abajo alcance el más arriba.

Muy pocos enamorados superan las íntimas conversaciones que nunca debieran hacerse públicas porque corresponden a la esfera de la insensatez: ante la fatiga del embeleso es difícil sostener la cordura.

El novio de las cartas aludidas habrá reconocido en el Paraíso que, efectivamente, hay algunos árboles cuyas frutas no deben tocarse y, mucho menos, comerse.

Pedro Villarejo

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

El ropaje de la fe

El ropaje de la fe

Nadie se extraña que muchos llevan la bufanda del Real Madrid o el gorro del Barcelona… Ya han salido algunos…

Invierno en La Molina

Antes de que llegara diciembre preparábamos las botas y los impermeables porque, como todos los años, íbamos a pasar veinte…

Miedo a la cruz

Meterse hoy en discernimientos políticos equivale al martirio de descender a una olla hirviendo donde algunos…
La ministra más suave

La ministra más suave

Ahora resulta que la ministra más suave, la de sonrisa continua y preocupante, de esas que acostumbran a morder con…