El Museo Reina Sofía, en conjunto con el del Prado y el Thyssen Bornemisza, ha tomado la iniciativa de suprimir de sus cartelas las descripciones de obras que contengan términos peyorativos, adaptándose al cambio constitucional del artículo 49. Este cambio, que se espera sea debatido en el Congreso la próxima semana, busca reflejar un lenguaje más inclusivo.
Desde el martes pasado, el Museo del Prado, dirigido por Miguel Falomir, anunció la revisión de 1.800 cartelas y 27.000 textos en su página web, para eliminar el término disminuido y otras expresiones ofensivas en las descripciones de las obras. Este proceso se espera que concluya la próxima semana, ajustándose al cambio constitucional que considera lesivo el uso de la palabra disminuido para referirse a personas con discapacidad.
El Prado, según fuentes internas, muestra su entusiasmo al retirar la palabra disminuido de sus cartelas y página web, considerándolo un cumplimiento del deber de ejemplaridad que la institución tiene. Destacan que, si el término no figura en la Constitución, no debería aparecer en las fichas o referencias de las obras.
La modificación se centra en las descripciones de las obras, sin afectar a los títulos, ya que cambiar el nombre de una obra resulta inviable. Este proceso de ajuste lingüístico comenzó meses atrás, siguiendo la eliminación de expresiones como esposa de en las cartelas a finales de 2022, con el objetivo de ofrecer un relato más contemporáneo.
Por ejemplo, en la web aún se encuentra el término enano en la descripción del cuadro de John Clostermann (s. XVII), titulado Retrato de enano. En contraste, en el cuadro El Niño de Vallecas de Velázquez se eliminó enanismo y se incorporó el término acondroplasia.
Desde el Museo Reina Sofía, aseguran que nunca utilizaron la palabra minusválido en sus cartelas, empleando en su lugar términos como «personas con discapacidad» al explicar una obra. No obstante, admiten que en títulos de piezas, como la litografía Y el enano cobarde y asesino autor de la matanza huyó de Yucatán de Isidoro Ocampo, sí pueden encontrarse expresiones más crudas.
Por otro lado, en el Museo Thyssen, ya no se registra ninguna cartela con términos peyorativos, ya que desde hace años cuentan con una auditoría de accesibilidad que abarca tanto la señalética como el lenguaje utilizado en sus comunicaciones.