Hoy: 16 de noviembre de 2024
A Carlos Mazón, el presidente valenciano, se la ha hecho bola la crisis desatada por la dramática DANA del pasado 29 de octubre, pero el tío sigue ahí rumiando tranquilo a la espera de que salga el sol y las aguas bajen, porque barro queda para rato.
Solemne él, este viernes ha comparecido en las Cortes de la Generalidad durante dos horas y media para venir a decir que alguna cosilla se podría haber hecho mejor en la gestión del desastre mortal, pero que la culpa ha sido de las instituciones dependientes del Gobierno central que preside Pedro Sánchez que no han sabido hacer su trabajo y que él, de eso de dimitir, nada de nada.
Es decir, dos semanas largas después de que las riadas arramblasen con cientos de vidas y viviendas, el presidente Mazón asegura que seguirá en el cargo ‘por el bien de todos’ y que ya, si eso, que no se presentará a las próximas elecciones. El tío tiene unos ‘huevazos’ tan grandes como su morro y ha demostrado ser un maestro en eso tan propio de la política española: echar la culpa a los demás de errores propios y tropelías, aunque nos hayan pillado ‘in fraganti’, y agarrarse al cargo como si le fuese la vida en ello, que en realidad es lo que pasa, que le va la vida en eso porque se está mejor de presidente que de pagafantas, y este presidente tiene mucha pinta de lo segundo.
Dos horas y media largando sin parar y parece que sin ser muy consciente que su vida política va ligada, estrechamente ligada, a la del líder de su partido, señor Feijóo, que mientras Mazón siga como presidente tiene las manos atadas para desplegar la artillería de las torpezas del Gobierno de Pedro Sánchez en este asunto. Sí, a Feijóo le habría venido bien que Mazón estuviera fuera del tablero pero ha olvidado el líder popular que en este país no dimite nadie por muy bandido que se haya sido. Y por mucho que se lo pidan sus ciudadanos, por miles el otro día y de nuevo este viernes a las puertas de las Cortes valencianas. La política española es ‘ansí’ y en ella se sobrevive si se tienen los huevazos, y el morro, del señor Mazón, que para eso hay que valer.