Los dos policías locales que fracturaron la muñeca izquierda a Anna D., africana de 30 años, madre de dos hijos y auxiliar de enfermería, durante su detención supuestamente ilegal en una vivienda de Móstoles, a la que accedieron sin orden judicial, son grandes expertos en artes marciales. Uno de ellos, José M., obtuvo el año pasado la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Bomberos y Policías celebrado en Holanda (a su vuelta fue recibido con honores en el Consistorio y es poseedor de numerosos trofeos nacionales y europeos en esta modalidad); el otro agente implicado, conocido como Isra, es cinturón negro en Judo, según fuentes de la investigación que desarrolla un juzgado de Móstoles.
Un vídeo sobre la detención de Anna D. difundido en exclusiva por FUENTES INFORMADAS muestra el desarrollo de la fatídica acción policial que tuvo lugar la madrugada del pasado sábado al domingo en una vivienda de Móstoles, en la que había seis inmigrantes y dos niños pequeños durmiendo. Anna era un de los moradores. Un vecino del bloque de pisos alertó a los agentes de que en la casa de al lado de la suya tenían la música muy alta. Corrían las tres de la madrugada.
En el vídeo se aprecia a José M., el campeón mundial de Kárate de Policías y Bomberos, en la parte izquierda de la imagen, sujetando con fuerza el brazo de Anna, a la altura de la muñeca; y al otro, cogiendo a Anna también por el brazo, el tal Isra, que es quien en el vídeo pide a la chica que se identifique y le dé el DNI. “!Que no lo tengo, qué quieres que haga yo!”, le replica la joven una y otra vez.
Anna D. le respondía, cada vez que el policía le pedía que se identificase, nerviosa y con tono elevado, que estaba en casa de su amiga y que no llevaba encima la documentación. Les facilitó, eso sí, una tarjeta de crédito, pero a los agentes no les satisfizo. “O te identificas correctamente o te vienes detenida”, le repetía uno de los agentes.
Detener a alguien por no portar el DNI lo suele hacer la policía en la calle, lo inhabitual es presentarse en un domicilio privado sin orden judicial y detener a alguien porque no lleva encima el DNI o el NIE, que es el que posee Anna D., aunque esa noche no lo llevaba encima. Al margen de que es inimaginable que la policía vaya a un domicilio privado y pida sin mas a sus moradores que se identifiquen o les llevan detenidos. En la calle, es legal y factible, pero en una casa, no.
Tras la alerta vecinal por exceso de volumen de la música en la citada casa, los agentes llamaron a la puerta. De las seis personas que había dentro, la mayoría inmigrantes africanos, solo Anna decidió abrir. Los agentes querían entrar, pero ella se opuso. Entonces le pidieron que se identificase. Ella se introdujo en la casa. Y esperaron, con la puerta entreabierta. A la vuelta Anna estiró la mano a través del hueco de la puerta y les facilitó una tarjeta bancaria. Los agentes dijeron que eso no les valía y, por si Anna cerraba la puerta, le agarraron del brazo izquierdo y de la muñeca. Es en ese momento cuando Anna empieza a protestar y les eleva la voz.
“Soltadme, soltadme”, les decía, según se escucha en el vídeo, a la vez que les explica que está en casa de su amiga y que no tenía DNI por su condición de extranjera, insistiéndole, además, de que una casa privada no es el lugar para detener a alguien por no llevar encima su documentación. Los agentes no solo no la soltaron, sino que cada vez, a juzgar por las imágenes del vídeo, la agarraban con más fuerza del brazo y la muñeca con el aparente propósito de arrastrarla hasta el pasillo y llevársela detenida.
La chica estaba al otro lado de la puerta y ellos en el pasillo, pero pegados a la puerta entreabierta. La mitad del brazo estirado de Anna, en puridad estaba dentro de la casa; y la otra mitad, agarrado por los agentes, sobre el pasillo.
Es inaudito que unos agentes, sin permiso de ningún juez y sin que en la casa se estuviese perpetrando delito alguno, y menos flagrante (tener la música demasiado alta es una infracción administrativa, nunca un delito), vayan a una vivienda y detengan a alguien que está dentro de ella. Y lo que es peor: en el forcejeo desigual de los agentes/karatecas con la chica para llevársela detenida, los dos policías entran ilegalmente en el hall de la vivienda e incluso en un baño de ésta (allanamiento de morada) para ponerle las esposas y llevársela detenida.
El forcejeo de ellos con la chica, como sucedió, resulta estremecedor: la chica grita, y pide ayuda cuando los dos agentes se echan sobre ella en el suelo, estaba semidesnuda, y Anna siente que le falta el aire: “Me voy a morir, no puedo respirar…”, grita. La esposaron y se la llevaron medio desnuda al coche policial y, desde allí, al hospital de Móstoles, donde le diagnosticaron un cuadro de policontusiones.
Tras nueve horas detenida en los calabozos, la chica fue conducida a los juzgados, donde, basándose el juez en el parte que habían hecho ellos mismos, le abrió diligencias por resistencia y atentado a la autoridad, por pegarle a los agentes/karatecas (eso es lo que ellos contaron en el parte, pero que no se corresponde con lo que se visualiza en el vídeo).
Los delitos que le atribuyen los agentes son resistencia y atentado a la autoridad. En el parte policial describen que la joven les golpeó durante los momentos de tensión vividos mientras ellos le sujetaban el brazo izquierdo y le pidieron que se identificara. Sin embargo, en el vídeo solo se aprecia un golpe, el que le dá en la cabeza Isra, el cinturón negro de judo, a Anna D. cuando esta les llama “cabrones”, pero en ningún momento se atisba que Anna golpee a los agentes.
Pese a los gritos de la chica diciéndoles que si le hacían daño en el brazo los denunciaría y que si entraban dentro de la casa, como inicialmente pretendían y luego hicieron, cometían allanamiento de morada (porque “no tenéis orden judicial”, le reiteró), los agentes vulneraron flagrantemente el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio, según expertos jurídicos que han analizado el vídeo. Es irrelevante que la dueña de la casa sea su amiga y no sea ella la propietaria; se trata de una casa privada y también a ella, como invitada, le ampara ese derecho constitucional.
Versión del Ayuntamiento de Móstoles
Una simple visión del vídeo difundido por FUENTES INFORMADAS, que graba desde dentro de la casa uno de los moradores, desmiente casi en su integridad el contenido de la nota que sobre estos hechos emitió ayer tarde el Ayuntamiento de Móstoles (la segunda mayor población de la Comunidad de Madrid tras la capital, algo más de 200.000 habitantes) en defensa de sus dos agentes.
Fuentes jurídicas afirman que, dada la singularidad de este allanamiento de morada –detención en domicilio privado sin orden judicial– porque el afectado no lleva encima el DNI u otro documento acreditativo, y el hecho de que dos policías tengan a alguien agarrado del brazo desde fuera con la presumible intención de arrastrar su cuerpo hasta el pasillo para de esta forma arrestarle, sin piedad, será objeto de debate en las alturas de la carrera judicial. No se sabe de un caso similar, por lo que el Tribunal Supremo deberá sentar jurisprudencia sobre cómo actuar punitivamente en estos casos.
El Ayuntamiento de Móstoles, gobernado por el PSOE, emitió ayer una nota defendiendo la actuación de sus agentes. Esta es la versión facilitada por el Consistorio.
Sobre la detención, el Ayuntamiento indica que “se ha abierto un expediente informativo sobre lo sucedido”, y añade que “la detenida ya ha pasado a disposición judicial y la justicia no ha determinado que se haya producido ilegalidad ni en el acceso ni en la detención“.
[Ciertamente, la chica, tras ser detenida, pasó a disposición judicial, pero los delitos que le atribuyen los agentes no están nada claros. En el vídeo, en contra lo que dicen los agentes, en ningún momento se aprecia agresión alguna de la detenida a los policías. Se aprecia resistencia ante una detención que tiene todos los visos de ilegal.
Al contrario, sí se aprecia como ellos atacan a Anna. La juez no había visionado el vídeo, donde se aprecia el allanamiento de morada y el forcejeo, cuando la chica compareció ante ella el pasado lunes. Se negó a declarar por consejo de su abogado. Los agentes, en el parte, no mencionan que entraron sin orden judicial en la casa y que detuvieran dentro a la joven. Lo que sí dicen es que ella les dio un puñetazo, pero en el vídeo no se aprecia nada de eso].
Según la versión municipal, “se la detiene por atentado contra la autoridad y por negarse a identificarse. El vídeo no lo recoge porque está sesgado, pero hay una agresión previa a los momentos que refleja el vídeo a uno de los agentes. [¿De dónde se saca el Ayuntamiento que el vídeo está sesgado, dejando entrever que está manipulado? El vídeo es el que es y recoge sin interrupción ni corte alguno los pasajes grabados por un morador desde dentro de la casa. Casualmente, los agentes dicen que la agresión a ellos fue anterior al inicio de la grabación. Una forma opaca de imputar un grave delito haciendo prevalecer la presunción de veracidad que asiste a los policías sobre el testimonio de la víctima.
–“La detenida tenía antecedentes policiales”. La detenida, que es extranjera africana, niega tener antecedentes ni condena alguna. Por antecedente policial, que no judicial, puede entenderse, por ejemplo, cualquier identificación policial negativa que haya sufrido en la calle por no llevar identificación, por ejemplo, y si es que eso ha sucedido alguna vez. Con esa tacha, lo que el Ayuntamiento pretende en realidad es enturbiar la reputación de una chica cuya única relación con la justicia ha sido la tramitación de su ruptura matrimonial.
–“Antes de ser trasladada a la Comisaría de Policía Nacional, se la traslada al hospital siguiendo el protocolo, y el parte médico no constata ninguna rotura de ningún hueso. [El primer parte médico, con los agentes allí delante, y la chica aún semidesnuda, pues así la sacaron esposada de la casa, se ciñó a un mero reconocimiento médico visual de su cuerpo, donde se aprecian hematomas en diferentes partes del cuerpo; especialmente en el brazo del que la agarraron con fuerza los agentes/karatecas. La chica se quejó de que le dolía todo el cuerpo y el médico certificó un cuadro de policontusiones. Pero no le hizo ninguna radiografía.
Fue tras las nueve horas de detención y posterior paso por el juzgado cuando la chica, pasado el nerviosismo y la tensión, comenzó a notar un intenso dolor en el brazo izquierdo. Y acudió junto con su familia a urgencias. Y, esta vez sí, le hicieron una radiografía: el médico observó pequeñas fracturas en la muñeca izquierda y le escayoló el brazo. En el vídeo sí se aprecia como uno de los agentes, el campeón mundial de kárate, le aprieta y retuerce con sus manos la muñeca, sin soltarla, que es precisamente donde se ha apreciado la fractura].
-“Mostró un comportamiento violento y autolesivo tanto en el traslado al hospital como en el traslado a las dependencias de policía nacional“. [En el vídeo, el comportamiento violento, hasta el punto de entrar sin permiso judicial en la casa y detenerla dentro, se aprecia en los agentes: uno de ellos le da un golpe con su mano en la cabeza; la chica grita y les dice que no les permite pasar y que la suelten del brazo y no le hagan daño.
La joven eleva la voz e incluso insulta a los agentes (“cabrones, desgraciados”), pero no se ve que les ataque; entre otras cosas, porque la mano izquierda la tienen inmovilizada mientras ella utiliza la derecha para bloquear la puerta con la finalidad de que no entraran en la casa. Lo que viene a defender el Consistorio es que los agentes no le fracturaron la mano sino que la chica se autolesionó ella sola. O sea, que se rompió ella sola los huesos de la muñeca.
Y se sugiere que se “autolesionó” en el traslado al hospital y luego en el desplazamiento, dentro del coche patrulla, hasta la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. Es decir, que la fuerza ejercida por el campeón mundial de kárate y su colega el cinturón negro no influyó en la rotura de los huesos de la muñeca (véase el video).
Casualmente, no hay grabación de la autolesión. Solo existe la palabra de los agentes que, jurídicamente, tiene presunción de veracidad. Se puede intuir que la misma veracidad que subyace sobre el atestado policial, en el que los agentes indican que ella les dio un puñetazo durante el forcejeo en la puerta, y ello, en cambio, no figura en el vídeo, que es la prueba irrefutable de lo ocurrido].
La investigación judicial no ha hecho más que comenzar y su recorrido se presume largo. Habrá recursos y recursos hasta que el asunto termine previsiblemente en el Tribunal Supremo, donde ya hay constancia, a través de la prensa, del contenido del vídeo divulgado por FUENTES INFORMADAS. De momento, hay que esperar a ver qué decide el juzgado de Móstoles cuando tenga todas las pruebas sobre la mesa, fundamentalmente el vídeo, así como el parte médico que revela la fractura de la muñeca, lo que puede constituir un delito de lesiones graves.