MARCELO PÉREZ RODRÍGUEZ
En el ayer el maltrato a los animales se veía normal y las mascotas vivían entre penurias, sea amarradas durante horas en el patio soportando las inclemencias del tiempo, sea recibiendo sobras de comida, que no les convenía, o sin atención médica si enfermaban.
Algunas voces aisladas surgían en protesta, pero no había organizaciones en defensa de los derechos y leyes a favor de los animales.
Las mascotas eran más para cuidar las casas, de aquí que estuvieran en el patio durante las noches y con la soga al cuello.
Se creía que como animales no sentían y estaban sujetos a los caprichos y decisiones de los adultos. Pero, al paso de los años, esas voces aisladas comenzaron a organizarse y a defender a los animales y se comenzó a hacer conciencia de sus sentires y derechos.
Los animales sienten y son sensibles, dan afecto y los reconforta recibir alguna caricia, cuidan de sus amos y son felices cuando les dan muestras de cariño. Entonces ¿por qué maltratarlos?
Las mascotas no tienen la culpa de nuestros problemas y frustraciones. Al contrario, si estamos tristes o enojados, nos alegran al acercarse junto a nosotros y manifestarnos su gran afecto.
Ahora bien, la mascota no es un juguete o una pieza decorativa. Es un ser vivo que necesita alimento, cuidados, atención y afecto. Si adquirimos un animalito para tenerlo abandonado, sin comida básica y sin preocuparnos por su salud, entonces mejor no tenerlo.
Tener un perro, un gato u otro animal en el hogar es una gran responsabilidad. Si ellos dan afecto y cariño, hay que otorgarles lo mismo y buenos tratos. Es importante respetar sus sentimientos y derechos como seres vivos.
Es lamentable que, a pesar de la conciencia que se percibe ahora en la sociedad sobre el cuidado de los animales, todavía existan algunas personas que los maltraten y atenten contra su vida. A veces vemos cómo algún individuo patea o golpea a un perrito en la calle o quienes los amarran en el patio o frente de la casa bajo sol o frío.
Lo espeluznante es cuando surgen acciones encaminadas a exterminar a grupos de animales por diversión o el simple hecho de no gustarles y estas personas utilizan el veneno para matar a perros y gatos, principalmente.
En los últimos meses han surgido agresiones a los animales y envenenamiento masivo en diferentes partes de México. (…) ¿Por qué esa crueldad? Si alguien tiene aversión a los animales, que no se acerque a ellos, pero que no los agreda, lastime o extermine.
Además de endurecer las leyes es importante crear conciencia entre las personas sobre el cuidado y respeto a los animales.
Los niños aman a los animales y son un eslabón importante para extender ese amor a la naturaleza, a los animales y a las plantas.
Las mascotas, se supone, tienen la protección y los cuidados de los integrantes del hogar, son los animales de la calle los que necesitan la protección de todos y evitar que sean maltratados y exterminados.
Está la Ley de Protección y Bienestar Animal de Yucatán (México), “Ley Rufo”, que debe aplicarse a los agresores de animales y aplicarla sin dobleces a quienes envenenen a perros, gatos u otros animales domésticos o en cautiverio.
Sin embargo, no en todos los municipios hay una ley de protección animal. Ante esto los agresores hacen de las suyas contra los animales, porque también hay el temor de denunciar al vecino agresor. Ante estos abusos, la rescatista independiente Elsa Arceo Medina expresó que en la entidad la ley contra la crueldad animal “es letra muerta”.
Hay preocupación de los ciudadanos ante estos envenenamientos masivos contra los animales, incluso de los diputados y las autoridades. Urge entonces mejorar las leyes en la entidad y los programas y proyectos encaminados a la esterilización de animales callejeros y a hacer conciencia de los cuidados y protección en los hogares y escuelas.
En la misma Constitución se reconoce a los animales como seres sintientes y dignos de protección. Es más, el Artículo 14o. señala: “Los derechos de los animales deben ser defendidos por la ley de la misma manera en que lo son los derechos del hombre”.
Los animales sienten y nos dan afecto, nos acompañan y están cerca de nosotros, entonces ¿por qué esos maltratos y el deseo malsano de exterminarlos? Hay que mirar mejor a la naturaleza y su entorno para hacer conciencia de los tesoros que nos regala, y de reflexionar sobre el cariño y amor que nos prodigan los animales, que, incluso, son más afectivos que algunas personas.
Es lamentable que los animales estén en peligro ante la crueldad de algunos individuos insensibles que, emboscados, buscan envenenarlos y una ley que necesita aplicarse con severidad y esté presente en todos los municipios de la entidad. Urge un no rotundo a la crueldad contra los animales.
*Por su interés reproducimos este artículo de Marcelo Pérez publicado en Diario de Yucatán