Los agónicos últimos segundos en el caza que se cayó en Albacete: “¡Tira de la palanca, nos estrellamos, tiraaa!”

18 de febrero de 2023
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Caza siniestrado
Caza F-5 del Ejército del Aire siniestrado en Albacete. | Fuente: Captura Antena 3 Noticias

El Supremo exculpa a los mandos militares imputados por las supuestas irregularidades que rodearon el fatal siniestro del caza de Albacete


FUENTES INFORMADAS
 reproduce los últimos segundos de vida de los tripulantes del Caza F-5 que se estrelló en Albacete en noviembre de 2012. Los dramáticos comentarios del capitán del caza, e instructor de vuelo, a su copiloto y alumno, un alférez, revelan el horror vivido dentro de la cabina segundos antes de estrellarse.

“¡El avión se cae… tira de la palanca que nos estrellamos, tiraaa.…mete, mete…!”. El comandante instructor, Ángel Álvarez Raigada, murió, y el alumno, Sergio Santamaría de Felipe, acabó en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

Los hechos ocurrieron el día 2 de noviembre de 2012; y, conforme al plan de vuelos del Ala 23 de la base aérea de Talavera la Real (Badajoz), un Caza F-5 despegó con su tripulación: un comandante como piloto-profesor y un alférez-alumno.

El accidente se debió a un fallo en una de las turbinas por falta de mantenimiento. Y, al ir a aterrizar en Albacete, procedente de la base de Badajoz, el comandante, pese a que tiró con todas sus fuerzas de la palanca de elevación, al igual que el alumno, no logró su objetivo y la nave impactó con una valla perimetral previa a la pista. Aun así, tomó tierra con las tres ruedas, recorrió unos metros, chocó con un bordillo, y volvió a elevarse para finalmente hincar el morro, escorado a la izquierda, salirse de la pista y chocar con una caseta de mantenimiento. Y explotó.

Rompió la cúpula con la cabeza

El alumno salvó la vida al eyectarse, aunque la cúpula del techo de su cabina no se le abrió. La rompió con la cabeza antes de salir disparado. Quedó parapléjico. La cabina del comandante, al eyectarse este, sí se abrió. Pero coincidió con el momento en que la nave tocó tierra tras varios vaivenes: quedó atrapado dentro.

La expresión “mete, mete”, que figura en una reciente sentencia del Tribunal Supremo relacionada con este fatal accidente, Sala de lo Militar, forma parte de la jerga que emplean los pilotos para aumentar la velocidad. Y se la decía el comandante e instructor de vuelo a su alumno, el alférez-copiloto, cuando solo faltaban segundos para que la nave impactase con el suelo de la base aérea del Ejército en Albacete.

El alférez iba en la cabina delantera y el profesor en la trasera. La misión consistía en la realización de un vuelo de navegación en configuración limpia. Es decir, sin armamentos externos bajo las alas ni tampoco con depósitos auxiliares de combustible.

Desclasificación de documentos

La juez togada militar Patricia Moncada Lázaro abrió una investigación sobre lo sucedido. Solicitó, con la oposición del fiscal, la desclasificación de la documentación sobre actuaciones de seguridad de vuelo. E imputó a nueve mandos militares, siete de Badajoz y uno de Albacete, por diferentes delitos.

Se trata de dos coroneles, un teniente coronel, cuatro comandantes, un capitán y un subteniente. Y los delitos, omisión del deber de socorro, deslealtad y falta de control de capacitación como instructor de vuelo. Es decir, el comandante instructor que falleció en el accidente no tenía la habilitación oportuna como instructor de vuelo.

El fiscal militar, durante los seis años que ha durado la investigación, no pidió ninguna prueba sobre la falta de licencia del instructor, según fuentes cercanas a los afectados. La juez acabó archivando las diligencias, pero algunas partes recurrieron y ahora el Tribunal Supremo ha confirmado el sobreseimiento de la causa.

La causa del siniestro, según la sentencia del Supremo a la que ha accedido este periódico digital, fue el nulo mantenimiento de la rueda de turbina del reactor izquierdo (2ª) del aparato. Había excedido el límite de vida establecido, según el código técnico. Y, como quiera que un comandante de la base de Badajoz, cuyas iniciales son B.V., destruyó los registros de historial de todas segundas turbinas. Esta merma probatoria desencadenó el sobreseimiento total y definitivo.

Tampoco funcionaron los sistemas contraincendios, poco diligentes en su eficacia y tardíos en su intervención.

El sistema de grabación de cabina acreditó que el alumno se percató pronto del anómalo funcionamiento de la nave. Y dijo al instructor: “He notado un clack”. Según los audios de la cabina, el instructor se mantuvo frío en los últimos momentos. “Su voz era preocupada, pero pausada y tranquila”. Y su respiración no estaba acelerada.

La prescripción y la falta de prueba definieron el sobreseimiento definitivo de esta causa.

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