Cada uno sabe lo que debe hacer y yo no estoy en condiciones de enjuiciar las actitudes de nadie de una manera inapelable aunque, viviendo en sociedad, opino que tanto los Reyes como el Presidente de Gobierno deberían haber suspendido sus vacaciones y acudir al consuelo de los pueblos quemados. Tiempo tendrán de recuperarlas por más que sea a cuentagotas.
Nunca España ha ardido como en este mes de agosto en el que a una muchedumbre incontable se le ha arruinado sorpresivamente la vida: sin paisaje, sin sus casas y animales, sin el aliento de una presencia sólida que los conforte. La presencia es lo que salva, el abrazo que levante los hombros caídos, el pañuelo que enjugue las lágrimas desesperadas… las llamas sobre los pobres han quemado también sus voluntades… Los Reyes debieron estar allí, como otras veces, y el Presidente de Gobierno sin ayudas para “el día de mañana”, sino con cheques en la mano.
El pueblo necesita que alguien con peso se sacrifique por ellos. Bomberos, guardia civiles, militares… ya lo han hecho. Pero no es lo mismo. No es lo mismo.
Pedro Villarejo
Certera reflexión. Los discursos y promesas de nada sirven. Quién no estuvo presente ante los hechos tampoco lo estará después.