De acuerdo con los primeros reportes oficiales del sexenio, al día 85 personas son asesinadas en México
Basta revisar los recortes de la prensa local para constatar que la violencia de alto impacto, que también podemos llamar atroz, forma parte del ritmo cotidiano de México. En específico, la comisión de masacres ha adquirido resonancia en el espacio público dada la frecuencia con que estos hechos se han registrado durante los últimos meses.
No faltan quienes explican estos hechos como resultado de los reacomodos políticos, productos del inicio de nuevos gobiernos, que se trasladan al campo en disputa de organizaciones criminales. Si bien existe evidencia de que la entrada de nuevos actores políticos afecta la estabilidad de los diferentes arreglos de los que depende el crimen organizado, esto no debe llevarnos a pensar que las masacres son fenómenos coyunturales, con causas y duraciones limitadas por los calendarios electorales.
Como demuestra el monitoreo de Atrocidades elaborado por Causa en Común, las masacres son un fenómeno común, rutinario. Entre 2020 y noviembre de 2024, se han podido registrar al menos 2,552 masacres; es decir: el asesinato simultáneo, en un mismo hecho, de tres o más personas. Por lo que respecta a 2024, los estados que concentran la mayor incidencia son: Guanajuato, con 69, Guerrero, con 40, Sinaloa, con 28, Estado de México, con 23; y Jalisco, Michoacán y Morelos, todos con 21.
Queda claro, a la luz de estos números, que este tipo de atrocidad se presenta con mayor frecuencia en entidades caracterizadas por elevados índices de homicidios. Sin embargo, su ocurrencia y extensión hacia otras áreas del país muestra que tampoco es un fenómeno limitado por variables geográficas o políticas. Masacres como la ocurrida el 9 de noviembre en Querétaro, gobernado por el PAN, en donde diez personas fueron asesinadas al interior de un bar, o el asesinato de cuatro personas en Quintana Roo, gobernado por MORENA, el pasado 30 de noviembre, son muestra de la capacidad de fuego adquirida por los actores criminales, reflejo de un inmenso mercado ilegal, y de instituciones de procuración de justicia rebasadas ante el inmenso volumen de muertos que se acumulan día con día.
De acuerdo con los primeros reportes oficiales del sexenio, al día 85 personas son asesinadas en el país. Son valores poco alentadores, que ya no parecen sorprender a nadie. Buscar en la prensa -cuando menos en la prensa nacional- los reportes de estos homicidios, es una tarea inocua, infructífera. En la prensa local tampoco se elabora un discurso diferente: los reportes de homicidios son mayores, pero sin que signifique una mayor indagación en los hechos; más allá de las alusiones a las disputas entre organizaciones criminales. En general, el formato para hablar de los muertos en nuestra conversación pública sigue reglas bastante restrictivas: su contracción en una estadística simple, sencilla de replicarse, que no ahonda en los quiénes ni en los porqués, sino que se basta con decir que, si se compara con “x” día, semana, mes o año, los homicidios subieron o bajaron un “X%”. Al final, las autoridades calculan que matan a 85 personas al día, y a eso se reduce el entendimiento oficial sobre la violencia.
Por su interés, reproducimos este artículo de Fernando Escobar Ayala, publicado en El Sol de México.