Ninguna alianza candidata alcanza los votos suficientes para quedarse con la sucesión de Lacalle Pou
La fórmula del Frente Amplio, compuesta por Yamandú Orsi y Carolina Cosse, alcanzó cerca del 44% de los votos, mientras que el binomio de la coalición oficialista sumó alrededor del 47%, incluyendo a sus aliados.
En un clima de tranquilidad, Uruguay celebró elecciones este domingo, en las cuales, además de elegir nuevas autoridades, se votaron plebiscitos. En estos, ganó la opción del “no”. Habrá una segunda vuelta para definir la presidencia, ya que ninguna de las fórmulas logró superar el umbral del 50%, necesario para ganar en primera vuelta. Según los resultados preliminares, en la Cámara de Diputados ninguna fuerza obtuvo mayoría absoluta, aunque el Frente Amplio se posiciona como la primera minoría. En el Senado, sin embargo, el Frente Amplio sí alcanzaría una mayoría.
Con estos datos, va a ser difícil para cualquiera poder sacar leyes sin cierto grado de consensos. Esta realidad puede condicionar esta campaña con vistas al balotaje, moderando el grado de confrontación, incluido el debate presidencial que por ley deberá hacerse.
Ahora, bien, ¿adónde apuntar para conseguir los votos que faltan? De nuevos votantes, difícil, porque la asistencia fue del 89% del padrón electoral, que está en los estándares históricos del Uruguay. Ahí, es difícil que mucha más gente acuda dentro de un mes.
Esta interpretación se basa en que la fórmula del FA, integrada por Yamandú Orsi y Carolina Cosse, obtuvo cerca del 44% de los votos, mientras que la fórmula del Partido Nacional, encabezada por Álvaro Delgado y Valeria Ripoll, alcanzó el 27%. No obstante, al sumar los votos de sus aliados —el Partido Colorado con un 16%, Identidad Soberana con un 2,70%, Cabildo Abierto con un 2,45% y el Partido Independiente con un 1,70%— la coalición oficialista queda en una posición favorable para el balotaje, con una mayoría combinada que podría superar a la del Frente Amplio.
Pero hay algunos datos que imponen una lectura un poco más precisa y menos lineal. En FA sacó un poco menos de lo que marcaban las encuestas previas, pero en comparación con la primera vuelta de 2019, creció del 39 al 44%. En cambio, la llamada “Coalición Republicana” bajó del 53% en la primera vuelta de 2019 al 47% de ahora.
Dos ejes principales
Ahora empieza otra campaña electoral de un mes, marcada por dos ejes principales: por un lado, ¿de dónde sacar los votos necesarios para ganar? Por el otro lado, en la previsión de un futuro gobierno, pensar en la gobernabilidad, teniendo en cuenta cómo se conformarán las cámaras del Congreso.
De los votos blancos y nulos, que llegan casi a un 5%, podría ser, pero cuántas voluntades pueden torcerse de las que ya se expresaron en contra de todos. Y lo mismo se podría decir del apetecible 2,70% que votó al candidato de Identidad Soberana: Gustavo Salle, un político rupturista que acusa por igual al oficialismo y a la oposición. Conocidos los resultados festejó su entrada como diputado diciendo: “Entramos en la cueva de los vendepatrias”. De todos modos, algunos de sus votantes podrían decidir distinto en el balotaje.
En la noche del escrutinio y mientras se conocían los datos, el ambiente entre los blancos era de euforia, mientras que en el búnker del FA primaba la prudencia. Empieza otra campaña.
Ah, y algo más, se celebraron contemporáneamente dos plebiscitos: uno para terminar con las jubilaciones privadas y el otro para aprobar allanamientos policiales nocturnos. En ambos casos ganó el NO de la ciudadanía.