El uso de bicicletas eléctricas ha experimentado un crecimiento exponencial en años recientes, particularmente en las grandes urbes. Este medio de transporte, según informa Diario de Cuyo, no solo respeta el medio ambiente, sino que también posibilita que los usuarios se desplacen de forma eficaz y asequible.
Una de las mayores fortalezas de las bicicletas eléctricas es que facilitan a los individuos el recorrido de grandes distancias sin sentir el mismo agotamiento que con una bicicleta tradicional. Esto es perfecto para traslados extensos o áreas con colinas.
Las bicicletas eléctricas, al evitar la emisión de gases contaminantes, contribuyen a disminuir la huella de carbono. Este aspecto es crucial en ciudades que buscan opciones sustentables para el transporte.
Las urbes, con gran cantidad de tráfico, se han convertido en un espacio donde las bicicletas eléctricas se están volviendo una alternativa favorita, dado que facilitan el esquivo de embotellamientos y economizan tiempo en desplazamientos breves.
En ciudades como Santander, la media de uso es de 25 minutos por viaje, a lo que el concejal de Movilidad Sostenible, Agustín Navarro, señala un reflejo de “patrones de utilización que demuestran que este sistema se está consolidando como un medio de movilidad utilizado por los ciudadanos para sus desplazamientos por la ciudad”, según recoge El Diario de Cuyo.