Mario Benedetti no necesita presentación. Nacido en Paso de los Toros, Uruguay, en 1920, se convirtió en una de las voces más influyentes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Su obra atraviesa la poesía, la novela, el ensayo y el teatro. Sin embargo, su fuerza principal siempre fue su capacidad de tocar el corazón de los lectores. Sus palabras no son solo literatura; son compañía, protesta, ternura y reflexión.
Desde joven, Benedetti trabajó en distintos oficios. Taquígrafo, traductor, vendedor… cada experiencia alimentó su mirada sobre la vida cotidiana. Eso se refleja en títulos como Poemas de la oficina o Montevideanos. Su escritura combina sencillez y profundidad emocional. Sus temas son universales: amor, soledad, existencia, injusticia y compromiso social. La novela La tregua ejemplifica esto: la rutina de un hombre gris se ilumina con el descubrimiento del amor en la madurez. Este relato cruzó fronteras, se tradujo a decenas de idiomas y se adaptó a cine, teatro y televisión.
Tras el golpe de Estado en 1973, Benedetti vivió exiliado en Argentina, Perú, Cuba y España. Pero la distancia no apagó su voz. Publicó obras esenciales como Primavera con una esquina rota y la obra teatral Pedro y el Capitán. Regresó a Uruguay en 1985, con la democracia restaurada, y volvió a conectar con su público. Fundó el semanario Brecha, participó en recitales y llevó su poesía a miles de personas, acompañado por músicos como Daniel Viglietti o Joan Manuel Serrat. Su legado sigue vivo, incluso tras su muerte en 2009, así se ha explicado en Exclesior.
Entre su vasta obra, algunos poemas se destacan por su capacidad de permanecer en la memoria del lector. No te salves es un llamado a vivir con intensidad y sin resignación. Esta es mi casa captura la soledad y el sentido de pertenencia, mezclando humor y melancolía. Por siempre habla del amor eterno, más allá del tiempo y la distancia. Te quiero celebra el amor comprometido, el que se comparte con el mundo y lucha por la justicia. Por último, Táctica y estrategia muestra su habilidad para combinar intimidad y profundidad en un mismo verso, construyendo puentes invisibles entre dos personas.
Estos poemas no solo reflejan sentimientos personales. También nos invitan a pensar, a cuestionar, a sentir. Benedetti escribía para todos. Su poesía es un refugio y una guía, capaz de conmovernos incluso décadas después. Celebrar sus versos es celebrar la vida, la esperanza y la capacidad humana de amar y resistir.