La sociedad española atraviesa una transformación demográfica sin precedentes: casi cuatro de cada diez niños menores de cinco años son de origen extranjero, ya sea porque llegaron de fuera o porque nacieron en España con progenitores inmigrantes. Así lo refleja el último número de Panorama Social de Funcas, en el que se advierte que la segunda generación ya no es una minoría pasajera, sino un componente estructural de la población española.
Los datos muestran que entre los menores de cinco años un 25% ha nacido en España con padres inmigrantes, un 10% tiene solo uno de sus progenitores extranjeros y un 4% llegó al país en su primera infancia. En conjunto, los menores de 20 años con origen extranjero representan el 36%, la mayoría de segunda generación. En cambio, su presencia se reduce en las franjas adultas: apenas el 16% entre los veinteañeros y el 2% en mayores de 30 años.
El peso de la inmigración marroquí destaca en esta nueva realidad. Según la investigación, el 33% de los inmigrantes de segunda generación tienen padres marroquíes, frente al 16% en la primera generación. Sin embargo, el nivel educativo de las madres marca diferencias claras: mientras que las madres de origen africano suelen presentar una formación más baja, las procedentes de Venezuela, Argentina o Europa occidental alcanzan niveles iguales o superiores a los de las madres españolas.
En total, la población residente en España con origen extranjero —primera y segunda generación— supera los 11,7 millones de personas, lo que supone el 24,3% del total. A pesar de estas cifras, la integración plena sigue siendo un desafío. En educación, persiste una brecha: solo el 28% de los hijos de inmigrantes llega a la universidad, frente al 43% de los hijos de nativos. Por nacionalidades, las diferencias son abismales: alcanzan la universidad el 47% de los hijos de argentinos y el 48% de los venezolanos, frente al 19% de los ecuatorianos y el 22% de los filipinos.
El acceso al mercado laboral también refleja desigualdades. En la adultez temprana, apenas el 18% de los hijos de inmigrantes ocupa puestos de alta cualificación, frente al 27% de los hijos de nativos. Los contrastes por origen nacional son evidentes: más del 30% de los descendientes de europeos occidentales alcanzan cargos profesionales o directivos, mientras que entre los hijos de ecuatorianos apenas el 9% y entre los de filipinos el 10% logran esa posición.
El informe concluye que España avanza hacia una sociedad más diversa, pero con retos urgentes en igualdad de oportunidades educativas y laborales. La segunda generación, que ya protagoniza el presente en los colegios y universidades, marcará en gran medida el futuro económico, social y cultural del país.