Respirar por la nariz garantiza un suministro constante y adecuado de oxígeno al cerebro
La respiración bucal en la infancia, especialmente en las horas de sueño, puede afectar al rendimiento escolar y cognitivo si no se trata de manera adecuada y temprana, según el Hospital Universitario Reina Sofía (Hurs) y la Copa Covap, iniciativa educativa y deportiva promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches.
Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil) sostiene que hasta un 20% de niños sin patologías de base puede presentar respiración bucal, señala EP.
Así, aparte de ser consecuencia de una enfermedad crónica, como el asma, están los que lo hacen debido a otros factores, como la congestión nasal por un resfriado, problemas estructurales orales y/o dentales o por bajo tono muscular.
Por otro lado, sí existen niños que, sin tener problemas diagnosticados, tienen otras dificultades debido a la acumulación de mucosidad.
Respirar por la nariz
“Esto imposibilita que puedan respirar por la nariz, lo que obliga a los menores a dormir con la boca abierta, reduciendo la duración y la calidad del sueño con consecuencias para el rendimiento escolar, deportivo e incluso cognitivo”, ha explicado el fisioterapeuta respiratorio infantil del Hurs, César Vacas.
Afecta también el hecho de que esta costumbre “puede influir negativamente en la oxigenación cerebral al comprometer la calidad y eficiencia de la respiración”, ha añadido el especialista en consonancia con los resultados de una investigación de la Gachon University (Corea del Sur).
Según este estudio, respirar por la nariz garantiza un suministro constante y adecuado de oxígeno al cerebro, lo que es esencial para su correcto funcionamiento.
En cambio, llevarlo a cabo por la boca interrumpe este suministro de oxígeno, lo que puede tener consecuencias negativas para las funciones cognitivas y la salud cerebral en general.