Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los expertos en oncología han centrado su atención en la obesidad como un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer, particularmente el de hígado.
Según el doctor Alfredo Alonso Poza, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid, y cirujano en el Hospital Quirón San Camilo de Madrid, un reciente avance del Grupo de Interacciones Metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) reveló que bloquear el estrés celular causado por el exceso de grasa podría ser una estrategia contra el cáncer hepático.
La investigación, liderada por la doctora Guadalupe Sabio y su equipo, identificó que la acumulación de grasa acelera el funcionamiento de las mitocondrias, los orgánulos donde se quema la grasa para producir energía. Según el estudio, bloquear este estrés celular podría ser una vía efectiva para combatir el cáncer hepático. Los investigadores planean explorar si este fenómeno también ocurre en el cáncer de mama.
“Creemos que la obesidad está vinculada al cáncer porque altera el tejido adiposo, donde se acumula la grasa, y este emite señales a otros tejidos que pueden afectar al desarrollo de tumores”, explica la investigadora.
El doctor Alonso Poza explica que la relación entre la obesidad y el cáncer de hígado no se limita al hígado como un simple órgano de almacenamiento graso. Señala que la aceleración en el consumo de energía por parte de las mitocondrias en las células hepáticas, debido al exceso de grasa, somete a las células hepáticas a un estrés que podría inducir el desarrollo de cáncer hepático.
El médico también destaca las investigaciones de la doctora Sabio sobre la posible aparición de tumores y metástasis relacionadas con procesos metabólicos a nivel celular debido al consumo de glucosa y ácidos grasos. Sin embargo, enfatiza que estas investigaciones aún están en curso y no se puede afirmar con certeza en este momento.
En cuanto a la relación entre obesidad y cáncer de colon, el experto destaca cómo los tumores consumen una gran cantidad de glucosa, observable mediante pruebas radiológicas como el PET TAC, que mide el consumo de glucosa por parte de las células tumorales. Este aumento en el consumo de glucosa es indicativo de la presencia de tumores, metástasis o recidiva de la enfermedad tratada.