El fallecimiento de un joven de 34 años con parálisis cerebral ha sacado a la luz una grave irregularidad en Elche. La víctima residía en un piso donde se prestaban cuidados a personas dependientes sin autorización. La Policía Local de Elche, junto con la Policía de la Generalitat, intervino tras recibir el aviso sobre la muerte.
Dentro de la vivienda se encontraban varias personas con discapacidad intelectual, autismo, síndrome de Down y otras enfermedades neurológicas. Los agentes comprobaron que las condiciones eran deplorables. Había restos orgánicos, olores de orina y excrementos, suciedad acumulada, ventilación insuficiente y camas en estado precario. La vivienda no contaba con ninguna autorización ni cumplía los estándares mínimos de higiene y seguridad. Según ha publicado Antena 3, esta actividad podría haberse realizado de forma clandestina desde 2016 en distintos domicilios, y actualmente continuaba en el piso inspeccionado.
Los responsables de la vivienda son un matrimonio de 58 y 48 años. Cobraban entre 30 y 45 euros diarios por cada persona atendida, sin contrato legal ni cobertura de seguridad social. Declararon no contar con licencia municipal, seguros de responsabilidad civil ni habilitación profesional para ejercer esta actividad.
Tras la intervención, la Policía clausuró la residencia y procedió a realojar a los internos con sus familiares, quienes desconocían las condiciones del lugar. Los hechos ya han sido denunciados ante la Inspección de Trabajo, la Conselleria de Sanidad y el Ayuntamiento de Elche, y los servicios sociales evalúan la atención inmediata de las personas afectadas.
Este caso evidencia la vulnerabilidad de las personas dependientes y la importancia de regular y controlar los centros de cuidados, además de extremar la precaución al confiar en servicios de atención a domicilio.