La luz perdida

A veces, los países de extrema belleza terminan siendo desgraciados porque les desean para el abuso bochornoso y nunca para el deleite de la amistad y el progreso. Cuba es uno de ellos. Las garfias de dos grandes potencias y la mala gestión de una tercera más pequeña, hicieron de Cuba una jovencita maltratada. Hoy es una indigente que pide limosna entre los rizos del agua. Hoy está a la puerta de los palacios esperando unas monedas.

Creímos todos que cuando Fidel muriera… pero Fidel no está enterrado. Aparece en los ciclos más duros de abandono para decirle al pueblo, con eterna voz de calavera, que “O Patria o muerte”. Y hace mucho tiempo que los cubanos prefieren la muerte porque lo que allí tienen nada se parece a la vida.

Estoy convencido, con pruebas, que los comunistas son en su corazón capitalistas envidiosos. Los de allí y los de cualquier sitio consiguen a solas enriquecerse, gozar de exageradas abundancias, mientras los pueblos que ellos dicen gobernar miran al cielo esperando la rutina del maná. Y si los mandamases observan que alguien se atreve a reclamar el cese de su hambre, dicen que están borrachos o locos… y los meten en la cárcel… Del mundo no esperan nada. De Dios un milagro.