La investidura de Feijóo abre una reflexión en el PNV

En la formación hay división entre repetir alianza con el PSOE y la de explorar un posible acuerdo con el PP

La posible investidura del candidato del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, a la presidencia del Gobierno, ha provocado una “reflexión” en el PNV, que contiene dos corrientes. La de la “vieja guardia”, dispuesta a repetir la alianza con el PSOE, y la del lehendakari Íñigo Urkullu y nuevo dirigentes, proclives a explorar un posible acuerdo con los populares.

El máximo dirigente peneuvista, Andoni Ortuzar, se opone a pactar con el PP, por su necesidad de contar con Vox en la investidura, aunque no en el gobierno, por renuncia expresa de Santiago Abascal. Pero jóvenes dirigentes y el lehendakari están preocupados por la pinza PSE-EH Bildu que se cierne sobre el PNV desde el 28M.

Urkullu, que está de salida junto con Ortuzar y otros veteranos, no tiene peso específico en la estructura del PNV, una organización de derechas, pero jerarquizado al estilo soviético, subordinando el gobierno al partido. Cuenta con el apoyo de nuevos dirigentes, convencidos de que han pagado un elevado coste electoral por su apoyo a Sánchez, y teniendo que volver a medirse con EH Bildu en mayo.

El 23J EH Bildu aventajó por seis a cinco al PNV en la Carrera de San Jerónimo, y el Partido Socialista de Euskadi (PSE) se colocó como primera fuerza política en la Comunidad Autónoma Vasca; circunstancias que unidas a los resultados de las municipales del 28M, aconsejan una reflexión en Sabin Etxea.

“Ya no podemos seguir apoyando a Sánchez, que ha elegido a sus socios a largo plazo, y tiene más predilección a pactar con Bildu que con nosotros, a quienes solo se acerca cuando no tiene otra opción”, dijeron fuentes del PNV a Okdiario.

José María Aznar ha emprendido una discreta negociación con el PNV, con quien conserva estrechos lazos, desde que favoreció su incorporación a la Internacional Liberal, tras el pacto de legislatura de 1996, según una fuente próxima al expresidente.

Fuentes Informadas ha intentado confirmar los contactos entre Aznar y el PNV, pero en FAES están de “vacaciones” y su jefa de prensa no respondió a un email. En comunicación del PNV “no tienen constancia” y el PP no devolvió las llamadas.

A la espera de la decisión final que asuma el PNV, el PP ha insinuado un llamamiento “patriótico” a diputados socialistas contrarios al pacto con Puigdemont, pero su postura suena a maniobra para tender la necesaria cortina de humo para proteger a los nacionalistas vascos de las embestidas de unos y otros y poder negociar con cierto sosiego.

Un exalto cargo del PP comentó a Fuentes Informadas que la clave actual pasaría por recuperar parte del espíritu de 1996, cuando Génova negoció a dos bandas con CIU y PNV, y echó de menos a ‘Paco’ Álvarez Cascos, que llevó las riendas de los contactos con Javier Arzalluz.

“Recuerdo que el PNV siempre vio con preocupación que la izquierda radical abertzale, incluida ETA, renunciara a la violencia y se convirtiera una opción política, preferida por muchos vascos antes que los señoritos de Neguri, que siempre acaban entendiéndose con Madrid”, remató el exdirigente ‘popular’.

Hasta el momento, la postura oficial del PNV es el ‘no’ a Núñez Feijóo, alegando que sería un gobierno también apoyado por Vox. Pero en las últimas horas, su portavoz, Aitor Esteban, más próximo a Ortúzar que a los jóvenes renovadores- ha modificado levemente su discurso; aclarando que se reunirá con el candidato del PP; a quien no conoce personalmente por “cortesía parlamentaria”.

Sobre la reflexión del PNV y las carantoñas del PP, que incluyen hasta Junts, sobrevuela el amargo recuerdo de la moción de censura a Mariano Rajoy, una semana después de haber apoyado sus presupuestos. Circunstancia que descolocó a propios y extraños, pero encendió las alarmas en sectores del nacionalismo moderado vasco y de derechas de toda la vida.

Aunque ya sepamos que, en política, ‘¡nunca jamás!’ es hasta dentro de cinco minutos y que hace extraños compañeros de cama. Especialmente, en tiempos de subasta, y cuando hasta el 27 de septiembre todo es posible por la endiablada matemática electoral dibujada por los españoles.