Los gobiernos subnacionales son el punto de contacto más próximo y directo entre las ofertas de política pública y los ciudadanos. Los gobiernos de nivel subnacional, también conocidos como gobiernos locales, tienen gran importancia para nuestro continente, son las instituciones más cercanas a la gente, tanto a nivel urbano como rural.
Los gobiernos locales, conforme a sus competencias, se encargan de aspectos fundamentales que impactan directamente en la calidad de vida de la gente; como la provisión de bienes y servicios, la planificación del desarrollo, el impulso y transformación de las economías locales, la inclusión de la ciudadanía en los asuntos de interés general, el cuidado del medio ambiente y todos los temas que estén definidos dentro de sus competencias y que se ejecutan en sus respectivas jurisdicciones.
En la práctica, los gobiernos subnacionales experimentan innumerables casos de éxito en la gestión pública, democracia participativa, buenas prácticas de gobierno, trabajo comunitario y cooperativo; que se han convertido en referentes regionales importantes de administración y ejecución de lo gubernamental.
El rol de los gobiernos subnacionales es esencial para el desarrollo integral de la región. Lo local está en el corazón de las comunidades y del éxito de lo local depende la supervivencia de la democracia en nuestro continente.
Según la Cepal, América Latina y el Caribe es la más urbanizada de las regiones en desarrollo: 82.2% de la población está concentrada en ciudades, más de 664 millones de personas, planteando múltiples desafíos económicos y sociales para los gobiernos locales.
Los gobiernos subnacionales atienden, no sin dificultades, las demandas de desarrollo de la población rural. Según la Cepal, 18% de la población de América Latina y el Caribe habita en el campo, lo que significa más de 120 millones de personas que enfrentan pobreza, marginación y subdesarrollo.
En lo político, los gobiernos subnacionales son una voz crucial en la inclusión de los temas locales dentro del debate y en la decisión de las agendas nacionales de sus respectivos países, estableciendo mecanismos de diálogo con sus gobiernos centrales para acordar una adecuada distribución de competencias, recursos y potestades entre distintos niveles de gobierno.
Por su interés reproducimos este artículo de Francisco Guerrero Aguirre publicado en Excelsior.