Hoy: 23 de noviembre de 2024
En un estudio publicado en la prestigiosa revista Science, Joseph Takahashi, descubridor del primer gen del reloj biológico en mamíferos, ha revelado que este ejerce una influencia más significativa de lo pensado anteriormente en diversas funciones del organismo, especialmente en el metabolismo. Durante una conferencia en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Takahashi afirmó que comprender la relación directa entre el reloj biológico y la salud a nivel molecular abrirá nuevas vías para combatir enfermedades como el cáncer.
En su última investigación, Takahashi demostró que la restricción calórica, cuando se aplica al considerar los ritmos biológicos, es más efectiva para prolongar la vida en animales modelo. En el estudio, diversos grupos de ratones recibieron un 30% menos de calorías durante toda su vida, pero algunos experimentaron restricciones horarias en sus comidas. Los resultados sorprendieron a la comunidad científica de la longevidad: aquellos que podían comer en cualquier momento del día vivieron un 10% más, los que comían solo de día vivieron un 20% más, y los que comían solo de noche, cuando los ratones son más activos, vivieron un asombroso 35% más.
Takahashi destacó la importancia del momento en que se come, que califica como posiblemente el factor más crucial. El experimento controlado mostró que, aunque los animales consumían la misma cantidad de alimentos diariamente, el único cambio era el patrón temporal. Este resultado, según Takahashi, es emocionante y sugiere un papel fundamental del reloj biológico en la longevidad.
El investigador afirmó que el reloj biológico se encuentra en la base de todos los mecanismos del organismo relacionados con la longevidad. Desde la identificación del primer gen relacionado con los ritmos circadianos en la década de 1970, Takahashi ha desempeñado un papel clave al descubrir genes como CLOCK y BMAl1, que activan la lectura de otros genes implicados en los ritmos circadianos.
El equipo de Takahashi ahora se propone investigar los efectos de alterar el gen CLOCK en la longevidad y explorar la posibilidad de modular su actividad mediante fármacos. Estos nuevos hallazgos podrían abrir la puerta a intervenciones específicas que aprovechen el conocimiento del reloj biológico para mejorar la salud y combatir enfermedades relacionadas con la longevidad.