Hoy: 22 de noviembre de 2024
El fiscal ha reducido a la mitad su petición de condena, de 12 a seis años de cárcel, al hombre acusado de agredir sexualmente a una mujer a la que había conocido a través de una red social de citas (Badoo). Esta reducción se debe al atenuante de reparación del daño después de haber consignado los 6.000 euros que solicitaba de indemnización por el perjuicio moral causado a la víctima, que se ha ratificado en lo denunciado este lunes en el juicio.
Sin embargo, el procesado, natural de León, ha asegurado que las relaciones entre ambos fueron consentidas sin que ella manifestara oposición o se negara a las prácticas que llevaron a cabo (felación e introducción de dedos) en un apartamento suyo en Cantabria: “Yo en ningún momento forcé nada”, se ha defendido en la vista, celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, en la que ha dicho que “todo” lo que pasó entre ambos “surgió”, sin que la incitara a nada que no quisiera, diferenciando únicamente que él estaba “muy tranquilo” y ella, “muy nerviosa”.
Tras el plenario, en el que el hombre ha contestado solo a preguntas del ministerio público y de su abogado y la mujer ha declarado a puerta cerrada, la acusación particular también ha modificado sus conclusiones provisionales adhiriéndose a las de la Fiscalía, que además reclama quince años de prohibición de comunicar o acercarse a la víctima y diez de libertad vigilada.
La letrada que representa a la perjudicada, y que inicialmente pedía 12.000 euros de indemnización, ha agregado a su solicitud de condena diez años de inhabilitación especial para profesión u oficio que conlleve contacto con menores y 175 euros más en concepto de responsabilidad civil por las lesiones sufridas.
De su lado, la defensa se ha ratificado en la libre absolución de su patrocinado y ha interesado además la nulidad del procedimiento, instruido por un Juzgado de Santoña, porque en ningún momento se ha indicado que sea una causa compleja pese a lo cual se ha juzgado más de cinco años después de cometerse los hechos, en noviembre de 2018.
Según el escrito de la Fiscalía y lo declarado por el propio procesado, se conocieron un mes antes, en octubre de ese año, a través de una aplicación de citas, mediante la que intercambiaron mensajes, sus números de teléfono y concertaron después conocerse.
Para ello, él vino de León a Santander en autobús y la víctima se desplazó hasta la estación para encontrarse con él. Allí, tomaron café en un bar cercano, ella le “besó” -según la versión de él- y fueron a comer, para irse después a Santoña y de allí a Ajo, donde la mujer tenía un piso y en el que él iba a quedarse “varios días”.
Así, deshizo la maleta, salieron a pasear con un perro de ella y se encontraron a una amiga suya, para regresar después a casa, donde él se sentó y ella le hizo una felación. “No se lo propuse en ningún momento, ni la agarré la cabeza, ni ella dijo que no quería”, ha esgrimido, negando que la gritase o que hubieran hablado antes de mantener relaciones o de gustos sexuales.
A continuación, se asearon, ella pidió algo para cenar y salió a recogerlo. Después se produjo la segunda práctica sexual en el sofá y que, según el hombre, consistió en la introducción de “un dedo” en la vagina. Y no pasó más porque “tiene disfunción eréctil”, es “diabético” y toma “ocho pastillas”.
Tras esto la mujer se puso un abrigo sobre la camiseta y dijo que iba “a dar una vuelta”. Permaneció fuera un rato, que a él se le hizo “eterno”, por lo que la escribió para que regresara. Volvió “muy nerviosa” y le dijo que se iba a dormir con una amiga y que él podía quedarse, pero solo esa noche.
Pese a ello, el hombre -jubilado y separado- recogió sus cosas, llamó a un taxi para que le llevara a Santander y avisó a la mujer de que se había ido, sin recibir respuesta alguna ni intercambiar más mensajes, por lo que no volvió a saber de ella.
Según la Fiscalía, una vez en el apartamento el hombre “se desnudó y, tras inmovilizar y golpear” a la mujer, la obligó a que le hiciese una felación, “sujetándola bruscamente” de la cabeza llegando a arrancarle pelo. Después, “comenzó a golpearla, mediante azotes en el pecho y en las nalgas”, la llevó por la fuerza a la cama y, al tener problemas de erección, la penetró con sus dedos.
En la vista, señalada inicialmente para el pasado 20 de febrero pero que se aplazó a esta jornada, han testificado varias personas, entre ellas la amiga de la víctima, que vive en la misma urbanización y que coincidió con ella y con el procesado cuando iba a aparcar el coche en el garaje. Según ha expresado, el hombre le causó “muy buena impresión”, pues le pareció “muy educado” y “correcto”.
Esta mujer, que previamente había abierto la cuenta de Badoo a la perjudicada (porque una anterior pareja suya usaba esa aplicación) y que sabía que había quedado con el enjuiciado, se preocupó al día siguiente al no ver a primera hora a su vecina, que “es mucho de rutinas”. Cuando la vio más tarde, fue hasta donde ella y se encontró “un cuadro tremendo”, pues estaba “mal vestida, despeinada, con ojeras y en shock”, además de “avergonzada”.
“Estoy viva de milagro, casi me asfixia”, ha dicho, parafraseando el comentario que le hizo la víctima, que le relató las prácticas sexuales con el hombre y que, según ha reproducido esta testigo, intentó asfixiarla cuando llegaron al orgasmo para alcanzar el “máximo placer” y “ver el paraíso”. También ha indicado que le manifestó que la amarró con cinturones al cabecero de la cama y que la obligó a hacerle una felación y a “tragarse todo el semen”.
“Yo estaba viendo 50 sombras de Grey“, ha expresado esta testigo, para sentenciar: “maltrato con sexo y masoquismo total. A estas alturas ninguna mujer tiene derecho a aguantar esto”, ha remachado. Fue quien animó y acompañó a la víctima a denunciar y quien se encargó de cerrarle la cuenta en la red social que previamente le había abierto.
Los agentes de la Guardia Civil que intervinieron han corroborado que la víctima estaba “compungida, muy nerviosa y lloraba”, así como “avergonzada”. Creen que es “una señora muy vulnerable”. En su casa hallaron “movida” o “revuelta” la ropa de la cama, pero sin signos de que se hubieran acostado a dormir. La denunciante aportó también conversaciones de WhatsApp porque “él la intentaba controlar”.
Los forenses han explicado que la mujer presentaba diversas lesiones -como hematomas y erosiones en piernas o espalda- compatibles con los hechos denunciados. Y en las muestras tomadas y analizadas hallaron restos de semen compatibles con el perfil genético del procesado en unos calzoncillos que se olvidó en el piso y en el sujetador de ella, y restos orgánicos de ambos en las bragas y en una toalla.
El fiscal ha subrayado la declaración de la víctima, “bastante firme en lo esencial” y “muy completa”, al estar “llena de detalles” y datos procedentes de una “observación”, de “difícil invención”. También ha defendido su reacción, de quedarse e “intentar dominar” una situación con un hombre que ha metido en casa y “le ha salido rana”, aunque “no deja de ser curioso que, sin más, se marchase” al final.
La acusación particular, que se opone a la nulidad del procedimiento -no a una atenuante de dilaciones indebidas- ha indicado que su clienta buscaba “amistad y compañía”, sin descartar relaciones sexuales mutuas o “compartir la vida” con él. La defensa ve “contradicciones, inexactitudes e inverosimilitud” en el relato de la víctima.