Hoy: 23 de noviembre de 2024
La joya de esmeralda en forma de cruz de la reina Victoria Eugenia permanecerá en Suiza tras un sinfín de ventas y después de treinta años de batallas legales con la justicia de Ginebra para recuperarla.
Por motivos desconocidos, la pieza debería formar parte de las joyas de pasar de la Corona Española, ya que ésta perteneció a la reina consorte Victoria Eugenia, esposa del rey Alfonso XIII, el cual decidió exiliarse tras los resultados electorales celebrados en España el 12 de abril de 1931 que dieron la victoria a socialistas y republicanos y que supuso la proclamación de la II República.
Por aquel entonces, la Familia Real Española decidió exiliarse en Suiza y, tras finalizar la II Guerra Mundial, Victoria Eugenia decidió asentarse en Lausana. Sin embargo, tuvo que poner a la venta un lote de sus grandes pasiones: las joyas de esmeraldas con las que consiguió comprar el palacete Vieille Fontaine, donde fallecería en 1969.
La joya de la discordia, también denominada como ‘Cruz de andina’ -de origen colombiano de 45 quilates y 4 cm de largo- tallada en forma de cruz con diamantes en sus cuatro extremos, fue adquirida en un primer momento por Antenor Patiño, multimillonario joyero y creador de la pieza. Posteriormente, la cruz pasó a ser propiedad de la nieta de la exreina consorte, Olimpia Torlonia.
Pero en 1989, durante un vuelo Ginebra-París, a la nieta de Victoria Eugenia le robaron parte del equipaje con la valiosa alhaja, que no estaba asegurada. Al enterarse de lo sucedido, Olimpia presentó una denuncia en los juzgados de Francia.
Años más tarde, en 2017, Olimpia Torlonia, prima del rey emérito Juan Carlos I, reconoció la cruz en un catálogo de subastas organizada por Sotheby’s en Ginebra con un precio cercano a los 650.000 euros y días después fue retirada de la puja.
Olimpia presentó una denuncia contra el vendedor que no disponía de ningún justificante de compra, ni verificó el origen de la esmeralda. No obstante, decidió venderla en una subasta debido a que “no estaba acostumbrado a tratar con piezas tan valiosas y no tenía clientela para una piedra así”, declaró el hombre.
En cambio, el Ministerio Público le acusó de intentar vender una joya, “que se había obtenido mediante un delito contra la propiedad”, es decir, un robo. En su defensa, el acusado respondió que la esmeralda llevaba consigo seis años sin que nadie la reclamase, por lo que pasó a ser de su propiedad.
El caso se remitió al Tribunal de Policía de Ginebra, el cual en 2021 se limitó a archivar el procedimiento contra el vendedor, pese a que no se esclarecieron las circunstancias de la adquisición de la cruz y debido a que los hechos habían prescrito. Aunque en un principio el Tribunal devolvió la esmeralda a “su legitima propietaria”, Olimpia Torlonia, la sala de lo penal de apelación revocó la decisión y el 2 de mayo de 2022, exigió que la cruz se devolviera al vendedor como “la persona más legitimada” para poseer dicha joya, puesto que “el procesado no actuó de mala fe en el momento de adquirir la esmeralda”. Todo ello “a pesar de los antecedentes de misma y de su vinculación con la familia de la demandante”, ratificó el tribunal suizo.