LA CAZA

12 de agosto de 2023
2 minutos de lectura
Figura representativa de un hombre cazando un venado. | Public Domain Picture

Fue la primera vez que mi padre me llevó aquél fatídico día a cazar

En aquel tiempo era normal que al convertirte en adolescente los padres te diesen la oportunidad de recibir tu bautizo como cazador y si eras capaz de cobrar alguna pieza, te convertías en cazador de éxito dentro del grupo y tu triunfo sería siempre contado entre ellos.

Ese año fue muy diferente pues mi perro Thor me acompañaría, era un precioso galgo color canela que yo había criado desde que lo salvé de una muerte segura, al sacarlo del rio metido en una bolsa de plástico junto a otros dos cachorros, que ya estaban muertos.

Lo crie con cuidado y cariño, y en casa era uno más, mi padre lo sacaba al campo los fines de semana y lo adiestraba en la búsqueda, era muy rápido, mucho más que los otros y era capaz de poner las piezas al vuelo arrastrándose por los sembrados, con una habilidad asombrosa. Seguía los rastros de las perdices y faisanes como el mejor, tenía una buena y merecida fama en toda la comarca y ganó varios premios.
Era querido y admirado por todos. El día de mi bautizo para convertirme en parte del grupo, estaba nervioso y Thor me seguía por todo el cortijo, tan excitado como yo. Nos reunimos en la gran explanada, justo a la salida del pueblo, camino de la sierra para repartirnos los puestos.

Los batidores también esperaban las ordenes para saber con quien saldrían. Por suerte me tocó con Jaime el hijo del mejor amigo de mi padre, el no amaba la caza y por no disgustar a su padre solía acompañarle.

Subimos al lugar destinado. Una vez lanzada la primera batida Thor salió como una bala, una, dos, tres…no paraba de recuperar piezas, era fantástico verlo en plena carrera. Le perdí de vista, solo fue un momento esperé, luego lo llamé y al ver que no regresaba nos decidimos ir a buscarlo. No solía ladrar, pero si nos escuchaba seguro que nos respondería. No quería pensar que le podía haber pasado algo malo.

Todos los cazadores junto a sus perros se pusieron a buscarlo, se hizo de noche, no queríamos dejarlo y después de horas tropezamos con un bulto entre los sembrados, apuntamos con las linternas y vi a mi querido Thor casi agonizando en un charco de sangre. Lo llevamos en el todoterreno al veterinario, me miraba pero no gemía, entró en la consulta con un hilo de vida, me dejaron entrar con él y con mi mano acariciando su cabeza, se quedó dormido.

Con dedicación y cariño, se pudo salvar, pero la sorpresa fue al saber que le habían disparado dos balas, una le dio en el lomo y la otra en la pata trasera, que fue la que le impidió regresar a mi lado.
Eran balas de pistola, no de escopeta de caza, algo no encajaba.

Al día siguiente en el buzón de casa una carta sin remitente, nos avisaba de que solo sería el principio, para poner fin a la caza y que a mi perro por ser el mejor de la comarca lo matarían, pusimos una denuncia y así quedó por un tiempo, hasta que se supo que por la zona pasó un grupo que su reivindicación era abolir la caza.

Por eso atentaron contra mi perro, y con ello a nosotros, los cazadores. La policía dio con ellos y en la declaración se auto inculparon. Cumplieron con la multa impuesta y se consideró intento de amenaza y todo quedó resuelto.

Ese fue mi bautizo con la caza. Mi querido Thor se recuperó y yo no volví a cazar jamás, las escopetas se quedaron expuestas como recuerdo en el armero.

La barbarie solo conduce a la falta de entendimiento, la palabra es la mejor arma para hacerse entender. Las acciones violentas solo sirven para destruir.


4 Comments

  1. Pienso que no se pude defender ninguna idea, por muy buena que te parezca, haciendo trampas o lo mismo que tus contrarios. Esto es lo que hacen los políticos y… así les va

  2. Ojo q a este paso le pegan el tiro al cazador avivando no se q odios ni leches Creo q ya es hora de dejar de mirar para atrás bueno lo era hace ya tiempo pero claro a estos q bien les viene remover la mierda del pasado

  3. Que sufrimiento más grande es tener a un ser querido y ver como éste sufre.
    No le deseo nada malo a nadie, pero hay muchas personas sin corazón que se merecen un poco de su medicina para cambiar esa perspectiva cruel con aquellos seres que no entienden.
    Es una lástima que haya tantas personas en nuestra sociedad que no sientan nada por los animales, son seres nobles de los cuales deberíamos aprender en muchos aspectos.

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