Hoy: 23 de noviembre de 2024
“Esto que está pasando no es el resultado de un cónclave en La Moncloa, donde nos hemos reunido y analizado la situación para concluir que el presidente debía escribir una carta personal sin membrete para explicar lo que siente”, dice esta mañana un asesor de Pedro Sánchez a este cronista. “Y existe la posibilidad de que dimita”, añade. “No lo sabemos”.
El asesor relata que después de asistir ayer al Congreso de los Diputados, Sánchez no mantuvo encuentros con los altos cargos que le apoyan a diario.
“Volvió del Congreso y se encerró sin comentar nada en su despacho, donde escribió la carta, condensando sus sentimientos” añadió el asesor. “Pero no es un tema que haya salido ayer a raíz de la querella contra su esposa. Hace meses y quizá haya que remontarse al mismo 23 de junio de 2023 cuando de entrada fue evidente que Alberto Núñez Feijóo no iba a admitir, caso de formarse un gobierno ajeno al Partido Popular, su derrota. El mismo lo dijo la noche del 23 de julio”.
La carta, insiste, es inusual porque el proceso de “deshumanización” al que ha sido sometido Sánchez es igualmente “inusual”.
La palabra deshumanización, enfatiza, es apropiada porque atacarle a él ha sido normal desde la moción de censura de 2018, pero la subida en intensidad de la campaña contra su familia ha sido un proceso imparable.
En efecto, inmediatamente después de ser elegido y proclamado secretario general del PSOE, el 26 de julio de 2014, el entonces comisario en activo, José Manuel Villarejo, y el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, analizaron en una larga reunión el 22 de agosto de 2014 el “tema Pedro Sánchez”.
Martínez ignoraba de qué se trataba y Villarejo, que llevaba una lista de asuntos de guerra sucia, entre ellos el de María Victoria Álvarez, el ligue de Jordi Pujol Ferrusola, se lo explicó: las saunas gay que Sabiniano Gómez Serrano, el suegro de Pedro Sánchez, tenía (ya las había vendido) en Madrid.
“Es importante”, señala Villarejo.
“Eso no lo sabe nadie, ¿verdad?”, inquiere Martínez.
“No lo sabe nadie. Yo creo, y eso hay que manejarlo Paco con muchísima.
“Ni el Gordo [el comisario Enrique García Castaño] ni Pino [Eugenio, director adjunto operativo o número dos de la Policía”] interrumpe Martínez.
“No, no, no, a nadie, a nadie, a nadie. Cualquiera de esos. El único que lo sabe es [el comisario] Carlos Salamanca. El tema de las saunas esas lo sabe la Comisaría General de Información [CGI], por un tema de que ahí iban políticos. Son saunas de pilinguis [prostitutas]. Son tres hermanos. El primero de los hermanos llevaba dos saunas. Lleva. Saunas de tíos y de tías. El otro hermano de tías, y el tercero es el suegro de Pedro Sánchez [Sabiniano Gómez Serrano] El suegro y el otro hermano son los responsables, y esa es la “¿Cómo se llama?, pregunta Martínez. “Te digo el nombre, lo sé, no me acuerdo ahora”.
Según explica Villarejo, el comisario general de Información, Enrique Barón, y el Gordo, Enrique García Castaño habían comido con Sabiniano Gómez Serrano tras ser nombrado secretario general del PSOE su yerno, Pedro Sánchez.
“Eso es mortal cuando haga falta. Ahí es donde tú tienes que valorar si en un momento dado tengo que escoger [para seguir el asunto] entre el Gordo y Carlitos [Salamanca]; escogería a Carlitos”.
“Eso es mortal”, afirma Martínez.
“Eso lo mata a [Pedro Sánchez]”, reafirma Villarejo.
“Esto mataría a cualquiera que va con la bandera del rollo feminista un no se qué. ¿Feminista y lo tienes lleno de polacas chupando pollas en la sauna”, insiste más político que su interlocutor, Martínez.
“Mortal”, asiente Villarejo. “Imagínate Paco cuando me enteré ¡Se me puso el rabo de la hostia!”
Así funcionaba la célula Villarejo-Francisco Martínez en la guerra sucia contra rivales
El asesor de Pedro Sánchez no hizo referencia alguna a antecedentes que apuntamos.
Sólo insistió en que el presidente había reaccionado de forma personal con su carta de este miércoles 24 de abril.
Además de la querella de del sindicato Manos Limpias admitida por el titular del juzgado de instrucción 41de Madrid, el juez Juan Carlos Peinado -que persigue desde hace dos años a la Editorial Santillana por un presunto delito de odio en relación con un mapa que aparece en un libro de texto en el que aparece el partido Vox con su porcentaje de votos en 2019 y la definición “extrema derecha”- el juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama ha reabierto el caso de las escuchas telefónicas a Sánchez y otros tres ministros, el caso Pegasus a raíz de un informe de las autoridades judiciales francesas sobre infecciones con dicho sistema de tecnología de la empresa de Israel NSO a políticos, periodistas, abogados, ministros y diputados, en 2021. El juez ha enviado el informe al Instituto Criptológico Nacional.
El cronista, tras la conversación con uno de los asesores de Pedro Sánchez se queda con una de sus frases: “El presidente puede dimitir”
No es la conclusión lógica obligada de su carta, de su catarsis, porque allí niega todas las imputaciones que se le han venido haciendo.
Pedro Sánchez ha hecho lo que le pide el cuerpo. Todavía no sabemos si lo que también le pide es dimitir y ampliar y profundizar la crisis política en España en medio de la campaña electoral de Catalunya.