FUENTES INFORMADAS

Una carta de hace 80 años redactada por un teniente general de las SS detalla qué hacer con los cadáveres de los judíos

Fotografía de August Frank

Hace 80 años que August Frank, teniente general de las Schutzstaffel (SS) nazi, publicó una circular redactada de su puño y letra en la que daba instrucciones precisas sobre qué hacer con las posesiones arrebatadas a los judíos vilmente asesinados durante el Holocausto.

El escrito fue remitido al Jefe de la Administración de las SS en Lublin y al Jefe de Administración del Campo de Concentración de Auschwitz, entre otros; y en él se hace referencia al uso del eufemismo nazi “evacuación” de todos los judíos, lo cual significaba su asesinato sistemático en los campos de exterminio.

Un documento histórico que 80 años después FUENTES INFORMADAS ha decidido rescatar como muestra de una parte poco conocida de aquella barbarie, y que no es otra que la narración de los métodos que las tropas nazis debían seguir rigurosamente en cuanto a las pertenencias de los judíos. Propiedades que serían reutilizadas y vendidas y que en un futuro se denominarían bienes originados por robos, recepción de bienes robados y bienes acaparados.

El memorándum, calificado por Frank de “ultra secreto” y titulado ‘Utilización de bienes con motivo del asentamiento y evacuación de judíos’, expone lo siguiente:

En este sentido, fueron exentos de venta los relojes de oro, cuya utilización dependía única y exclusivamente del teniente general August Frank, el rango más alto otorgado por la SS.

En cambio, los edredones, mantas de lana, termos, orejeras, peines, cubertería y mochilas podían suministrarse desde Lublin (Polonia) hasta el campo de concentración de Auschwitz para evitar solicitar más gastos al Reich.

El apartado 2 destaca también que la estrella amarilla que los nazis obligaron a usar a los judíos en sus ropas para identificarlos, debería ser descosida de toda la vestimenta que se entregaría a los alemanes étnicos que la Alemania nazi estaba reubicando en Polonia.

Cajas con dentaduras postizas, anillos de oro y demás objetos de valor que los nazis quitaban a los prisioneros judíos durante el Holocausto para enviarlos al 
Reichsbank. | Fuente: Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, cortesía de Arnold Bauer Barach

La carta, fechada el 26 de septiembre de 1942 y publicada tras la II Guerra Mundial, sirvió como prueba en el juicio contra Frank -en los juicios de Núremberg-, donde fue acusado de haber cometido crímenes contra la humanidad durante su participación en la SS-WVHA entre el 1 de septiembre de 1939 y el 1 de septiembre de 1943.

Unas acusaciones que el propio August Frank negó confesando ante el Tribunal Militar de Núremberg que se había enterado de la exterminación de los judíos tras escuchar el discurso de Himmler -uno de los principales líderes del Partido Nacionalsocialista encabezado por Hitler- en Posen (Polonia) el 4 de octubre de 1943, solo un mes después de que dejase la SS-WVHA.

Por aquel entonces, los nazis ya casi habían completado los asesinatos en “masa” de los judíos en lo que se conoce como ‘Operación Reinhard’, nombre en clave que las tropas alemanas emplearon para exterminar a los judíos de Polonia y Europa del Este.

El tribunal finalmente declaró culpable a August Frank por pertenencia a una organización criminal (las SS nazis) y responsable por desarrollar el programa de trabajo forzoso y el saqueo de propiedades judías. Sin embargo, pudo eludir la acusación que le responsabilizaba por los asesinatos en sí.

Salir de la versión móvil