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La acusada del crimen de Ourense reconoce los hechos: “Le di pastillas y lo asfixié”

La acusada interviene durante un juicio por el crimen de Cortegada, en la Audiencia Provincial de Ourense. | Rosa Veiga / EP

Su expareja relata que tenía “muchos impulsos incontrolables” y que le dijo que “oía voces”

La mujer acusada de asesinar a un hombre en agosto de 2021 en Cortegada (Ourense), a quien había conocido a través de internet, ha admitido este lunes los hechos ante el tribunal del jurado en la Audiencia Provincial de Ourense. “Le di pastillas y lo asfixié”, ha confesado.

En la primera jornada de este juicio, ha declarado la procesada, Cristina R.V., que en el momento de los hechos tenía 26 años de edad. Según el escrito fiscal, víctima y acusada se conocieron a través de una red social de contactos e intercambiaron los teléfonos móviles.

Poco tiempo después decidieron conocerse en persona, por lo que el hombre cogió un vuelo de Barcelona a Vigo, donde lo recogió la acusada para trasladarlo a su domicilio en la localidad ourensana de Cortegada.

Era entonces el 20 de agosto y, tras convivir tres días, “en una hora no determinada entre el 23 y el 24 de agosto”, la acusada “suministró de forma premeditada una cantidad no determinada de hipnóticos y antidepresivos”, lo que adormeció a la víctima hasta el punto de la inconsciencia.

Según el relato del Ministerio Público, aprovechando la intimidad del domicilio y el estado de somnolencia e inconsciencia del varón, así como “movida por el ánimo de terminar con la vida de este”, utilizó un almohadón para asfixiarlo. Posteriormente, trasladó el cadáver al jardín donde realizó una serie de hogueras.

En una de ellas procedió a arrojar el cuerpo, rociar gasolina y fragmentar el cadáver, “reduciéndolo prácticamente a cenizas salvo restos óseos y el pie izquierdo que enterró en uno los laterales de la vivienda”. Todos estos hechos los ha reconocido la propia acusada.

Admite los hechos

La mujer, que en el momento de los hechos contaba con 26 años, ha relatado que conoció al varón (de 53 años) a través de Internet y que tras hablar “un mes o dos” ambos acordaron que se trasladase a su residencia para conocerse en persona. En la aldea de Cortegada residieron un par de días, pero, según su relato, con “muchas discusiones”.

Así pues, en una declaración que ha durado menos de tres minutos y en la que no ha explicado los motivos, ha reconocido le dio “pastillas” y lo asfixió, antes de responder que “sí” a la pregunta de si lo hizo con un almohadón.

También a preguntas de la Fiscalía ha afirmado que calcinó el cuerpo y que lo troceó con una pala. Parte de los restos, ha asegurado que los introdujo en una bolsa y los tiró “en el bosque”.

Declaración de su expareja

Tras su breve declaración ha comparecido la expareja de la mujer, con el que tiene una hija en común. “Tenía muchos TOCs e impulsos incontrolables”, ha manifestado el hombre narrando, entre ellos, que se duchaba “de manera exagerada, un litro de jabón no le llegaba para un baño”.

También ha expuesto que era consciente de que tomaba medicación, aunque él no llevaba el control de cómo lo hacía o si lo hacía. Ha contado que la mujer en alguna ocasión le llegó a comunicar que escuchaba voces, pero “cuando se duchaba”, y él no le dio importancia. “La casa es antigua y se oían ruidos, así que creía que por las tuberías escuchaba sonidos de la bodega o gatos”, ha indicado.

Su expareja ha señalado que la mujer tiene un tatuaje del personaje del Joker, ya que decía “que se sentía muy identificada con él”.

Agentes que se encargaron de los registros

Tras sus declaraciones han pasado por la audiencia distintos agentes de la guardia civil que se encargaron de los registros.

Han explicado que ya habían hablado previamente con la acusada, puesto que sobre la víctima constaba una denuncia por desaparición y a través del posicionamiento del móvil habían descubierto que había pasado unos días en Cortegada.

Sin embargo, la acusada no se lo confesó a ellos en ese momento, sino a un médico del centro de salud del ayuntamiento en el mes de diciembre.

“Llamó un médico informándonos de que una mujer había dicho que una persona se había muerto en su casa, se había puesto nerviosa y se había deshecho del cadáver”, ha relatado el agente. Cuando acudieron al registro la mujer se mostró colaborativa.

“Nos contó cómo lo había hecho, nos dijo que quería hablar con la jueza y dijo yo lo hice y empezó a llorar”, ha señalado el agente, apuntando que la propia mujer les indicó donde se había deshecho de partes del cadáver.

La primera en ser recuperada fue un pie debajo de un olivo en la finca. En el mismo recinto fue donde realizó varias hogueras para deshacerse del cuerpo y, según los agentes, “a los vecinos les llamó la atención que prendiese fuego a principios de septiembre cuando aún hacía calor”.

El secretario de las diligencias ha apuntado que “había multitud de huesos esparcidos por la finca” y se encontraron “una bolsa llena de vísceras” en la carretera que conduce hacia el embalse.

Días más tarde una bolsa con pertenencias del varón fue localizada por protección civil tras la llamada de una vecina y, además, al desbrozar la finca de al lado de la vivienda se encontraron la PlayStation propiedad del hombre.

Las expertas ratifican varios trastornos

Las psicólogas del Imelga que han declarado han manifestado que la mujer padece un “trastorno de ansiedad generalizada, un trastorno obsesivo compulsivo y uno adaptativo mixto” con “una inteligencia baja”.

Otras dos especialistas que se encargaron de la valoración psiquiátrica han señalado que padece “un trastorno de la personalidad de carácter grave” con “rasgos muy disfuncionales”.

“Es una persona inmadura, con ausencia de amigos que tiende a culpar a otros y que tiene conductas muy impulsivas”, detallaron para añadir que tiene “una limitación moderada de la voluntad”, pero “sabe perfectamente que no se puede matar a alguien”, y “no lo hace movida por una enfermedad psicótica“.

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