Hoy: 22 de noviembre de 2024
La investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Marinella Farré, ha emitido una alerta preocupante sobre la potencial propagación de pellets de plástico a lo largo de toda la costa del Cantábrico. Este aviso surge a raíz del vertido procedente del buque ‘Toconao’, que ya ha impactado las costas gallega y asturiana, generando una crisis ambiental.
En declaraciones a Europa Press, Farré describió los pellets como diminutas bolitas de plástico, utilizadas como materia prima en la fabricación de diversos productos plásticos. Estos pellets, de unos cinco milímetros de diámetro, podrían permanecer en el medio marino entre 50 y 70 años, advirtió la investigadora, subrayando la urgencia de su retirada para evitar un impacto prolongado.
A pesar de que estos desechos no suelen contener altas concentraciones de elementos tóxicos, Farré alertó sobre sus implicaciones físicas en especies locales como peces grandes y aves. Además, advirtió que la llegada a toda la costa del Cantábrico es casi inevitable, dependiendo de las mareas y los temporales.
La retirada inmediata de los pellets es crucial, enfatizó Farré, instando a recolectar los sacos vertidos por el buque antes de que se abran y esparzan su contenido. También resaltó la importancia de recoger y eliminar estos desechos sueltos rápidamente, ya que podrían degradarse en micro o nanoplásticos con un impacto ambiental aún mayor y a largo plazo.
Farré hizo un llamado a los voluntarios que participen en las labores de limpieza a seguir las recomendaciones de los expertos, minimizando el contacto con lugares protegidos.
En cuanto al impacto en la fauna marina, la investigadora mencionó el riesgo de asfixia o bloqueo en el sistema digestivo de peces y aves, aunque matizó que no sería una causa de mortalidad masiva. No obstante, advirtió sobre efectos negativos en la pesca.
Aunque Farré señaló que no hay peligro para la salud humana, lamentó la catástrofe ambiental y comparó el suceso con el desastre del ‘Prestige’ en 2002, subrayando el impacto negativo en el mismo hábitat marino.