Hoy: 23 de noviembre de 2024
Según el artículo publicado en ‘Cultura Inquieta’, un nuevo estudio confirma la variedad de sonidos que emiten hasta 800 especies marinas. Al igual que entre los pájaros, el sonido juega un importante papel en la vida de los peces.
La reciente publicación de la revista New Scientist reseña los hallazgos de un grupo de investigadores de Curtin University, en Perth, Australia. Durante 18 meses, los expertos registraron la vocalización de peces en las aguas costeras de Port Headland, al occidente de Australia.
Las vocalizaciones, similares a gruñidos y zumbidos, juegan un papel vital en los comportamientos de los peces, incluyendo reproducción, alimentación y defensa del territorio. Esencialmente, así es como los peces se comunican entre sí, según la bióloga Rosa Más.
Los peces nocturnos usan las llamadas para mantener al grupo unido mientras caza y los peces diurnos las usan para defender su territorio. De acuerdo con los científicos, los sonidos emitidos por los peces cumplen funciones similares a aquellos emitidos por las aves.
Robert McCauley, uno de los investigadores, señala: “He estado escuchando el parloteo de los peces durante casi 30 años y todavía me sorprenden con su variedad. Apenas estamos empezando a apreciar la complejidad involucrada y a tener una idea rudimentaria de lo que está sucediendo en el ambiente acústico submarino”.
Agrega el científico que “aunque todavía tenemos mucho que aprender sobre la vida marina, una cosa es cierta: los peces y otros animales acuáticos son seres sensibles, capaces de sentir dolor. Además, pueden experimentar placer de manera similar a los perros, los gatos y otros animales”.
Si el hecho de que los peces sean sensibles no es motivo suficiente para dejar de comerlos, la disminución de las poblaciones marinas debido a la explotación pesquera debería serlo.
Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza y la Sociedad Zoológica de Londres revela que el número de peces y otros animales acuáticos cayó un 49% entre 1970 y 2012 debido a la sobrepesca.
No hay forma humanitaria de matar a quien no quiere morir; fuera del agua los animales mueren por asfixia, sufriendo aunque no podamos oírles gritar.
Tradicionalmente, la gestión pesquera ha ignorado los fatídicos efectos de sus prácticas sobre los ecosistemas marinos. Técnicas como el arrastre arrasan los fondos marinos, destruyendo el frágil ecosistema integrado por corales y anémonas; es, además, una de las causas de regresión de las praderas submarinas del alga Posidonia oceánica, hábitat de muchos animales y que protegen la integridad de las playas.
La bióloga advierte del grave perjuicio que la pesca causa en el medio marino es la consecuencia de considerar al entorno y a los demás animales como fuente de recursos que solo tienen valor según el beneficio que se pueda sacar de ellos. Esta mentalidad utilitarista y antropocéntrica ha sido la que nos ha conducido al desastre medioambiental que ahora estamos sufriendo.
Razón de ser
¿A quién le importa la existencia de una humilde sardina? Solo a quienes pensamos que no tenemos derecho a disponer de los individuos de otras especies animales sin la menor consideración por sus vidas. Cada individuo tiene su razón de ser que no es de nuestra competencia, no son objetos al abur de nuestras extravagancias.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad poco o nada dada a profundizar en los asuntos que nos afectan en lo cotidiano y que son los que deberían causarnos una mayor preocupación; sobre todo, cabría revisar la falta de empatía, la arrogancia que supone anteponer los caprichos propios al dolor ajeno.
Podemos desarrollar una sociedad realmente solidaria, considerando derechos básicos para todos los animales; con ellos compartimos la capacidad de sentir, además del hogar. No hay ninguna razón para seguir usándolos y todas para dejar de hacerlo.
Ya sea para evitar el sufrimiento de los animales o para proteger nuestros océanos, puedes eliminar tu apoyo a la cruel y destructiva industria pesquera dejando a los peces fuera de tu plato.