El príncipe Harry regresó este martes al Tribunal de Apelación de Londres, visiblemente serio, para defender algo más que un privilegio real: su derecho a la seguridad personal. En la segunda y última jornada de la audiencia por su recurso contra la reducción de su protección policial en Reino Unido, el duque de Sussex se mostró implicado, tomando notas y conversando con su abogada. La decisión judicial se conocerá más adelante, en una fecha aún no determinada.
Buena parte de la sesión se celebró a puerta cerrada, debido a la naturaleza sensible de la información sobre su seguridad y las amenazas que le rodean. Pero lo que quedó claro en las palabras de su defensa fue la dimensión humana del caso. “No se debe olvidar la dimensión humana de este caso. Hay una persona cuya seguridad, cuya protección y cuya vida están en juego”, subrayó en sus conclusiones escritas su abogada, Shaheed Fatima.
Desde que Harry y Meghan Markle renunciaron a sus deberes reales en 2020 y se mudaron a Estados Unidos, dejaron de contar con la protección policial financiada por los contribuyentes. En su lugar, el Ministerio del Interior británico decidió aplicar medidas de seguridad caso por caso, una fórmula que, según los abogados de Harry, deja demasiados cabos sueltos. “Se le ha dicho que está recibiendo un proceso especial y personalizado, cuando él sabe y ha experimentado que el proceso ha sido manifiestamente inferior en todos los aspectos”, denunció Fatima.
El príncipe, de 40 años, emprendió acciones legales en 2021 contra esta medida. Aunque su petición fue rechazada el año pasado, decidió apelar. En el tribunal, su presencia durante ambas jornadas fue interpretada como un gesto contundente. “Su presencia aquí y a lo largo de toda esta audiencia es una ilustración contundente de lo mucho que esta apelación significa para él y su familia”, añadió la abogada.
El argumento de la defensa también puso el foco en las amenazas a las que está expuesto Harry. En su autobiografía En la sombra, publicada en 2023, reveló que había matado a 25 talibanes durante su misión en Afganistán. Desde entonces, su equipo legal asegura que existen amenazas de grupos extremistas como Al Qaeda, que incluso ha pedido su asesinato.
Además, recordaron que en mayo de 2023, Harry y Meghan fueron víctimas de una peligrosa persecución por paparazis en Nueva York, un episodio que reavivó en él el trauma por la muerte de su madre, la princesa Diana, fallecida en 1997 en un accidente en París mientras era perseguida por fotógrafos.
Durante la parte pública de la audiencia, el apoyo no pasó desapercibido. Una mujer en la sala interpeló a los periodistas: “Ustedes son la razón por la que él ya no está en Inglaterra”, gritó con vehemencia.
Hoy, Harry vive en California junto a Meghan y sus dos hijos, alejado del núcleo real. Defiende que sin una protección adecuada, no puede regresar a Reino Unido con normalidad. De hecho, su última reunión conocida con su padre, el rey Carlos III —actualmente de visita en Italia con la reina Camila celebrando su 20º aniversario de bodas— fue hace más de un año, poco después de conocerse el diagnóstico de cáncer del monarca.
El caso no solo pone en juego su seguridad, sino también su vínculo con el país que dejó atrás.
Por su interés reproducimos este artículo publicado en Diario Las Américas.