El plan anunciado por Biden para terminar el conflicto de la Franja se desarrolla en torno a tres fases
El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ha puesto en duda su participación en la próxima ronda de negociaciones programada para este jueves al pedir la implementación del plan de alto el fuego anunciada a finales de mayo por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, en vez de nuevas conversaciones.
“El Movimiento hace un llamamiento a los mediadores para que presenten un plan para implementar lo presentado y aprobado, basado en la visión de Biden y el Consejo de Seguridad, y para obligar a la ocupación a hacerlo, en lugar de ir a más rondas de negociaciones o nuevas propuestas que encubran la agresión de la ocupación y le den más tiempo para perpetuar la guerra de genocidio contra nuestro pueblo”, reza un comunicado.
Hamás ha subrayado que, por su parte, “ha estado muy interesado en que los esfuerzos de los hermanos mediadores de Egipto y Qatar tengan éxito para alcanzar un acuerdo de alto el fuego y poner fin a la guerra de genocidio” contra el pueblo palestino, reiterando su “apoyo a cualquier esfuerzo que logre el cese de la agresión”, según ha recogido el diario palestino Filastin, vinculado a Hamás.
En este sentido, ha hecho hincapié en que han participado “en muchas rondas” y ha brindado “toda la flexibilidad y positividad necesarias para lograr los objetivos e intereses” del pueblo palestino, además de “detener el derramamiento de sangre y el genocidio”, de manera que “se abra el camino” para un proceso de intercambio de prisioneros, “alivio” para la población, el regreso de los desplazados y la reconstrucción de lo destruido en los bombardeos.
El grupo ha afirmado que, mientras que ellos acogieron “con satisfacción” el anuncio de Biden, “el enemigo recibió con rechazo y continuó masacrando” a los palestinos, remarcando “su posición de que no se toma en serio un alto el fuego permanente”, así como “sus prácticas agresivas”: “El enemigo enfrentó con nuevas condiciones que no se habían propuesto durante todo el proceso de negociación, y continuó intensificando su agresión y cometiendo más masacres”, ha denunciado, haciendo referencia, entre otros, a la muerte de Haniye.
Tras la publicación de este comunicado, el portavoz y miembro del buró político de Hamás, Osama Hamdan, ha destacado que “es hora de que los mediadores tomen medidas decisivas e implementen lo acordado previamente”, obligando al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, “a hacerlo”, recordando que la oferta presentada incluía una “garantía estadounidense de la aprobación de la propuesta por parte de Israel“.
El plan anunciado por Biden
“Si Biden no presiona a Israel, no tiene nada que apostar para que las negociaciones sean exitosas”, ha señalado, después de recordar que la oferta presentada por los mediadores incluía garantías estadounidenses de que Israel aprobaría el plan acordado con los mediadores.
El plan anunciado por Biden se desarrolla en torno a tres fases, en la primera de las cuales, que se prolongaría durante seis semanas, las fuerzas israelíes se retirarían de las zonas pobladas de Gaza y se produciría la liberación de varios presos palestinos a cambio de la entrega de rehenes vulnerables.
En una segunda etapa, serían liberados el resto de rehenes, en el marco de un final ya permanente de las hostilidades, mientras que la tercera y última fase consistiría en el inicio de la reconstrucción de la Franja y en la entrega de los cuerpos de los secuestrados ya fallecidos.
Estados Unidos, Egipto y Qatar instaron esta semana al Gobierno de Israel y a Hamás a reanudar de manera “urgente” las negociaciones, convocándoles para el 15 de agosto en Doha o El Cairo para tratar de cerrar un acuerdo y comenzar a aplicarlo, al alegar que “no hay tiempo que perder ni se pueden poner excusas para nuevos retrasos”.
“Estamos preparados para, si es necesario, presentar una propuesta que resuelva los temas pendientes”, recalcaron en un momento marcado por el diálogo estancado y en plena renovación interna dentro de Hamás por el asesinato de su anterior jefe político, Ismail Haniye, en un ataque atribuido a Israel.