En octubre del año pasado, la excelente Anna Funder aseguró en su libro Wifedom que Orwell era un personaje sádico, homofóbico, misógino, a veces violento, y también brillante. Cualquier referencia que se haga del personaje es una comparativa de inteligencia manipulada.
Todo lo que objetivamente se tiene por clarificado y veraz, según las leyes de la naturaleza o convenidas en la propia convivencia, Orwell las da por superadas, anodinas o ajenas a su incumbencia, como un independentista más u otra señora de Presidente. Orwell Se adentra en lo individual limitándolo, retorciéndolo, gestionándolo y, además, con la tergiversación de que es para nuestra seguridad y conveniencia. Gracias. Gracias.
Nos acaban de imponer una nueva ley de Registro de Viajeros: cada vez que se busque un billete de avión, ferrocarril o barco para llegar a cualquier ciudad y el correspondiente hospedaje, han de verificar, bajo multa, quiénes somos, con quién vamos, qué parentesco nos une al que nos acompaña, teléfono, residencia habitual… por si acaso, ya hay quien tiene a punto un certificado de buena conducta… Orwell en estado puro. ¡Qué impotente tristeza!
pedrouve