Escribe Alex Navaja en un estimulante artículo que el pueblo de Fuenteodra, en la provincia de Burgos, con sólo siete habitantes, ha conseguido que no se venga abajo la iglesia de su pueblo, que ha sufrido seis siglos de tormentas y soles, de sermones y gregorianos enlazando bodas con bautizos, procesiones con entierros. De ser porosas las piedra con las que fueron levantadas las iglesias, acumularían en su silencio todos los misterios.
En seguida la Corporación Municipal de Veraluz se ha puesto en contacto con el responsable de Fuenteodra para concederle la máxima distinción que puede ser ofrecida desde la verdad: el reconocimiento a los empeños. Poco a poco, céntimo a céntimo se han ido multiplicando en microcréditos lo suficiente para que no se duerma la vida de lo eterno.
Como se vive de aprender, sosteniendo en la circunstancia, lo que otros han pensado, recuerdo hoy las palabras de Ringer: “Cuenta, no sólo lo que dices o haces, sino tu actitud al decirlo o al hacerlo”.
Apretados abrazos para los paisanos de Fuentrodra, dignísimos hijos del Campeador.
Pedro Villarejo