“Mi teléfono Sony, que era el que yo tenía al comienzo de nuestra relación, no tenía cámara, y quien grabó nuestros encuentros sexuales en su móvil fue él; yo nunca los difundí”. Así lo manifiesta en una entrevista exclusiva a FUENTES INFORMADAS la cabo de la Unidad de Emergencias del Ejército (UME) condenada recientemente por el Tribunal Supremo a ocho meses de prisión por difundir imágenes sobre sus encuentros sexuales con su jefe del acuartelamiento de la UME en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid). La militar ha pedido a este periódico que omita su nombre completo y solo publique sus iniciales para no ser molestada en las redes sociales, aunque no tiene inconveniente en facilitar una imagen de su rostro. Asegura que nadie la va a arredrar. Y que, pese a la sentencia negativa para ella, piensa luchar hasta el final para que se esclarezca toda la verdad de lo sucedido. “Los vídeos y las imágenes que el teniente coronel dice que yo divulgué no han aparecido en el juicio porque están en su teléfono, lo grabó todo él, yo nunca los tuve”, asevera la cabo.
“Si nuestra relación fue desde marzo de 2013 hasta comienzos del 2018, ¿cómo pude yo grabar antes a mis supuestos amantes con un móvil marca Sony y sin cámara?”, se pregunta la cabo, cuyas iniciales son M. M.. Replica ella de esta forma el argumento expuesto por su teniente coronel en el juicio según el cual fue M.M. quien difundió las imágenes casi desde el comienzo de la relación y que incluso difundió entre colegas suyos supuestos encuentros anteriores de ella con otras personas. La cabo M. M., defendida por Gustavo Galán, exabogado del tesorero del PP Luis Bárcenas, no otorga ninguna fiabilidad (el Tribunal Supremo sí lo ha hecho) a los testimonios de seis colegas suyos del cuartel que en el juicio dijeron que ella les había mostrado imágenes de los encuentros sexuales con su jefe y otros anteriores. Y recuerda que tales testimonios proceden de subordinados del teniente coronel que han sido ascendidos con posterioridad a estos hechos. “No es verdad lo que él dijo que yo le había exhibido vídeos similares con parejas mías anteriores. Y esto se puede investigar: que se miren los rastros tecnológicos”.
Esta entrevista a la cabo M. M. se enmarca en la reciente sentencia de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo que publicó este periódico, el pasado lunes día 9, que ratifica otro fallo dictado por un tribunal militar regional en primera instancia, y que impone a la cabo ocho meses de cárcel y el pago de una indemnización por daños y perjuicios morales de 2.000 euros para el teniente coronel, por difundir imágenes y vídeos “grabados de común acuerdo entre ambos”, según se explica en la sentencia, mientras mantenían relaciones sexuales. El Supremo le atribuye un delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas de los militares.
PREGUNTA. Si usted no mostró ninguna imagen a nadie, ¿cómo explica entonces que seis colegas suyos militares testificaran en el juicio diciendo que usted les había enseñado las imágenes? [Un colega suyo, por ejemplo, declaró: “Yo borré el vídeo que me envío ella a mi móvil mientras realizaban el acto sexual en un baño de mármol blanco; lo reconocí a él [al teniente coronel] inmediatamente por su fisionomía, por el vello de los brazos y por los gemidos que emitía; aunque no se le veía la cara por el reloj que portaba…”]. [Otra cabo de la UME testificó que “recibió en su móvil un vídeo que le envió usted con imágenes explícitas de una relación sexual, vídeo que fue rodado a través de un espejo y con el teniente coronel de pie].
RESPUESTA. Porque probable y sencillamente, el vídeo no existe. Por eso jamás podrá probarse que yo exhibiera ningún vídeo. Es más, ese soldado fue condecorado sin motivo poco antes del juicio y, esa cabo, ascendida a cabo primera cuando no había vacante para ese empleo; creo que se me entiende y que eso explica parte de lo sucedido en el juicio.
P. Entonces, ¿había o no material comprometido y asumido por ambos de contenido sexual?
R. Sí, el que él me obligaba a asumir para luego remitírselo y lucirlo entre sus amigos, pero eso fue años más tarde, y, que yo sepa o que mi abogado tenga conocimiento, esas supuestas pruebas no han sido aportadas en el juicio; tampoco, el supuesto vídeo. Fue él quien, con su iPhone, violó mi intimidad. Me pedía constantemente que me hiciera selfies y se los enviase; incluso durante sus reuniones, diciéndome que me las hiciera de su culito, o sea, el mío, que él lo entendía como de su propiedad. Por eso, no apareció ningún video en el juicio, ni aparecerá, porque, de existir, todo el material lo tenía él”.
P. Pero se ha dicho que usted actuó en revancha para hacerle pagar el despecho de romper su relación. ¿Es eso cierto?
R. Falso. Se ha difamado diciendo que si me denunció él primero, que si yo le denuncié en Parla… Le denuncié primero yo a él en la Guardia Civil de Mejorada del Campo y no por despecho sino por violarme y maltratar a mi hijo.
[M.M. revisa su móvil y exhibe los siguientes whatsapp de fecha 22 de febrero de 2018, entre las 17:45 y 17:50 horas, recibidos en su teléfono que, asegura, se los envío el teniente coronel. Y lee literalmente: “Ya te he dicho que me arrepiento horrores de haberte tirado de la oreja y sobre todo de la amenaza porque no era consciente de lo que hacía”; “Sí, soy un mierda, porque grité y amenacé a un niño, pensar que me mentías otra vez me sacó de quicio“. M. M se defiende: “¿Revancha yo?, si hasta me ofreció el doble de sueldo seduciéndome con esa recompensa, para dar cursos de formación y lo rechacé; si no sabía cómo quitármelo de encima!].
P. Usted le ha denunciado a él en varias ocasiones? ¿Por qué piensa que no le ha hecho caso ningún tribunal?
R. Vamos a ver, la justicia ha mirado para otro lado, tanto la del juzgado de instrucción de Coslada como la de la propia UPA (Unidad de Apoyo del Persona Militar). El mismísimo teniente general señor García Servet me aconsejó denunciarlo. Me manifestó que mejor pararlo ahora que mañana estar muerta, me dijo; lo hice y no pasó nada; es más, esa denuncia ante la UPA, tras ser reconocida por mi psiquiatra, y entrevistarme con la secretaria de la mismísima ministra de Defensa doña Margarita Robles, se esfumó y no he vuelto a saber nada del tema. Mi hijo, que ni ha sido oído por la agresión física y emocional que sufrió, se hace pis en la cama o donde le pille.
167 mensajes de él en mi móvil pidiéndome fotografías íntimas
Todo ha sido un continuo desgaste. A partir del archivo del juzgado de Coslada y de aquella entrevista con la secretaria de la ministra de Defensa, empecé a recibir denuncias del teniente coronel y de su esposa; por falsas amenazas de la que fui absuelta, por falso contrabando y con testigos también falsos: en el juicio no se acordaban de nada llegando a la poca vergüenza de poner en su denuncia una dirección falsa; también, a pesar de haber sido tres veces mencionada por escrito en informes de la OTAN, me denunció, el mismo que había amenazado a ni hijo, un crio de siete años, y lo hizo ante la CAOC (Centro de Operaciones Aéreas), que pertenece a la OTAN, con falsas acusaciones siempre; de ellas salí sin lacra pero, tantas veces fue el cántaro de Goliat a la fuente, que al final, en su terreno y de manera oscura, venció a David. Y después empezó todo contra mí en el Juzgado Togado Militar Número 1 de Madrid, calle María Cristina. Yo declaré tres veces y negué los hechos; la última, ante una jueza que, sorprendida, vio deshacerme y romper a llorar, me vi perdida, sola, vacía y sin facultades para defender a mi hijo. Y eso que tengo 167 mensajes en mi móvil en los que él me pide fotografías íntimas.
P. Tengo entendido que pensó, por todo esto, en abandonar incluso el Ejército. ¿Es cierto?
R. Sí. Sin embargo, gracias a personas que conocen el tema a fondo, apoyos y consejos de los que me quieren y me rodean, voy a seguir y luchar desde dentro con el objetivo de ver reparado el mal que se ha hecho a mi hijo que, porque muchas personas, incluso alguna del propio ámbito familiar, saben que hemos sido maltratados.
P. A día de hoy, ¿cómo se encuentran usted y su hijo?
R. Aún no he reaccionado [a la sentencia del Supremo]; estoy en shock, como si todo esto no hubiera sido más que un mal sueño y, por fuerza, en tratamiento psicológico. Sufro, a pesar de ser muy joven para ello, una menopausia anticipada, diagnosticada y tratada por el centro médico San Marín en Mejorada del Campo.
P. ¿Desea manifestar algo más?
R. Aún estoy valorando opciones, incluso judiciales pero no es barato y, aunque creo que se ha cometido un gran error pues la sentencia da como probado que exhibí videos, éstos o no existen o los tiene él. Imagínese, póngase en mi lugar…, me han condenado por algo que supuestamente manosearon cientos de personas y nadie la aportó al juicio, ni tan siquiera el denunciante ni, tampoco, los testigos, dependientes del denunciante y que han obtenido recompensa y, en definitiva, ha sido la única prueba valorada el tribunal, a pesar de sus importantes contradicciones en el juicio y del que le facilitaré una copia tras consultarlo con mi abogado”.