En el corazón de la Ribera del Duero, en Soria, existe un lugar único en el mundo. Un proyecto que parece salido de un cuento: un verdadero Arca de Noé… pero de vinos. Allí se conservan miles de variedades de vid, cada una con su propia historia y personalidad. Algunas son tan antiguas que podrían contarnos siglos de viticultura española.
La idea es simple, pero ambiciosa: preservar la biodiversidad del viñedo para garantizar que el vino español siga evolucionando y resistiendo los desafíos del cambio climático. En un mismo lugar conviven cepas comunes y otras prácticamente desconocidas, que de otro modo podrían desaparecer. Es como si guardaran un pequeño tesoro genético de la viticultura nacional, un archivo vivo de la historia de la vid en España, según La Vanguardia MX.
Cada cepa tiene su propio carácter y resistencia. Algunas se adaptan mejor al frío, otras al calor o a suelos difíciles. Esto permite experimentar, crear nuevos vinos y asegurar que la viticultura española no dependa de unas pocas variedades.
El proyecto nació con la intención de proteger biotipos únicos que se encontraban en riesgo de desaparecer. Con el tiempo, se convirtió en un verdadero laboratorio vivo de la diversidad de la vid. No se trata solo de preservar plantas; se trata de mantener viva la memoria de generaciones de viticultores y de su trabajo paciente y constante.
Cada año se suman nuevas cepas a esta colección, ampliando la riqueza genética y asegurando que el futuro del vino en España tenga bases sólidas. Este Arca de Noé vinícola no solo protege variedades raras, sino que también permite descubrir sabores inesperados y experiencias inéditas para los amantes del vino.
La biodiversidad que se conserva aquí tiene un valor incalculable. No solo ayuda a crear vinos singulares, con perfiles de sabor que difícilmente se repetirán en otros lugares, sino que también fortalece la resistencia de los viñedos frente a plagas y cambios climáticos.
Gracias a este enfoque, se pueden elaborar vinos que combinan tradición y modernidad. Cada botella es un reflejo de la historia de la vid en España y de la pasión por mantener viva la riqueza de su patrimonio vitivinícola.
En definitiva, este proyecto es mucho más que una bodega. Es un compromiso con el futuro, un santuario de biodiversidad y creatividad, y un recordatorio de que el vino es, al fin y al cabo, una expresión viva de la tierra y de su gente.