La reserva de agua en los embalses peninsulares vuelve a caer. Esta semana se sitúa en el 62% de su capacidad total. Son 34.734 hectómetros cúbicos almacenados. En solo siete días han perdido 1.055 hectómetros cúbicos. El descenso equivale a 1,9 puntos porcentuales.
El calor ha sido el gran responsable. Dos olas intensas este verano han acelerado la evaporación y aumentado el consumo. Aun así, los datos no son tan negativos si se comparan con el año pasado. Hoy los embalses guardan 4.609 hectómetros cúbicos más que en 2024 por estas fechas. También superan la media de la última década para esta semana, con 6.315 hectómetros cúbicos adicionales.
El Ministerio para la Transición Ecológica actualiza estos datos cada martes. Analiza las 16 cuencas que forman la red hidrográfica española. La situación no es uniforme. El Segura se mantiene como la cuenca más castigada, con un 25,5% de su capacidad. Le siguen Guadalete-Barbate (45,8%) y Guadalquivir (47,7%). En el lado opuesto están las cuencas internas del País Vasco, con un 85,7% y sin cambios respecto a la semana pasada.
Las precipitaciones han sido desiguales. La vertiente Atlántica ha recibido lluvias, mientras que en la Mediterránea apenas han aparecido. Salamanca registró el mayor dato, con 32,8 litros por metro cuadrado, según ha informado 20 minutos.
La caída no ha sido igual en todo el territorio. Galicia Costa ha perdido 3,5 puntos porcentuales en solo una semana. El Ebro baja 3,3 puntos y el Duero 3,1. El Tajo y el Segura descienden 2 puntos.
En la zona cantábrica también hay retrocesos. El Cantábrico Occidental y Miño-Sil ceden 1,6 puntos, mientras que las cuencas internas de Cataluña bajan 1,5. El Cantábrico Oriental pierde 1,3.
En el sur, Guadalquivir y Júcar reducen su volumen un 1,1%. Guadiana y Tinto, Odiel y Piedras caen 0,9 puntos. Guadalete-Barbate desciende 0,8 y la Mediterránea Andaluza 0,6.
Aunque la tendencia es negativa, el hecho de que la mayoría de cuencas superen el 50% da un respiro. Esto se explica en parte por las lluvias de primavera y por la buena acumulación de comienzos de año. Sin embargo, el calor prolongado puede seguir mermando las reservas.
Los expertos advierten que, si septiembre llega seco, la situación podría tensionar el suministro en zonas con menor almacenamiento. De momento, los embalses siguen resistiendo mejor que en 2024. Pero la incertidumbre climática obliga a mantener la vigilancia.