El vinagre de manzana es uno de esos remedios caseros que nunca pasa de moda. Se ha popularizado por su supuesta capacidad para ayudar a perder peso y mejorar ciertos parámetros metabólicos. Aunque la evidencia científica aún no es definitiva, algunos estudios recientes sugieren que podría tener efectos beneficiosos, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.
El vinagre de manzana se ha consolidado como un aliado dietético. Su acción no se basa en una quema directa de grasa, sino en cómo el ácido acético que contiene interactúa con el sistema digestivo. Según un metaanálisis publicado en Nutrients y un estudio de BMJ, este producto puede contribuir a reducir el peso corporal y el índice de masa corporal (IMC) y aumentar la sensación de saciedad, ayudando a mantenerse lleno por más tiempo y disminuyendo la necesidad de picar entre comidas. Así como ralentizar el vaciado gástrico, lo que favorece la saciedad y reduce la ingesta calórica; y mejorar la relación cintura/cadera, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad.
Se ha observado que una ingesta diaria de 30 mililitros (mL) produce mayores reducciones de peso e IMC que dosis más bajas, entre 5 y 15 mL, sobre todo en pacientes con diabetes, según recoge El Excelsior.
Más allá de la pérdida de peso, el vinagre de manzana también se estudia por sus posibles efectos metabólicos y nutricionales. La dietista Beth Czerwony, de Cleveland Clinic, explica que los beneficios no provienen de vitaminas o minerales tradicionales, sino de otras sustancias menos comunes presentes en el vinagre.
Entre sus posibles efectos positivos disminuye los niveles de glucosa en ayunas, especialmente cuando se consume junto a comidas ricas en carbohidratos; reduce el colesterol total y los triglicéridos, y aumentar el colesterol «bueno» (HDL). Además, fortalece el sistema inmunológico, gracias a los probióticos naturales presentes en el vinagre crudo; y aporta antioxidantes que protegen las células del cuerpo frente al daño oxidativo.
Aunque se considera seguro para la mayoría de las personas en pequeñas cantidades, el vinagre de manzana es muy ácido y requiere ciertas precauciones. Cleveland Clinic recomienda diluirlo siempre en agua, por ejemplo una cucharada en una taza de agua tibia, para proteger el esmalte dental y evitar quemaduras en el esófago.
Ayuda consultar con un médico antes de consumirlo si se toman medicamentos como insulina, diuréticos, laxantes o fármacos para la presión arterial, ya que puede interactuar con ellos. Se debe evitar su consumo si se tienen niveles bajos de potasio, ya que podría disminuirlos aún más. También ser cauteloso en casos de gastroparesia, ya que puede ralentizar el vaciado del estómago; y suspenderlo si provoca náuseas, vómitos u otras molestias digestivas.
Es decir, el vinagre de manzana puede ser una herramienta útil para mejorar el control del peso y ciertos parámetros metabólicos en adultos con sobrepeso u obesidad. Sin embargo, no es una solución milagrosa ni sustituye una dieta equilibrada ni la práctica regular de ejercicio. Su consumo siempre debe integrarse en un enfoque global de hábitos saludables y, preferiblemente, bajo supervisión profesional.