Hoy: 3 de diciembre de 2024
El Papa Francisco ha criticado duramente la actitud de los países ricos hacia los inmigrantes, y ha denunciado la “hostilidad” y “cerrazón” que estos muestran ante quienes buscan una vida mejor. En una audiencia con los religiosos scalabrinianos, el Papa ha expresado su preocupación por la falta de empatía ante el sufrimiento de los migrantes: “Se pierden tantas vidas humanas, ante la mirada indiferente de quienes se contentan con contemplar el espectáculo, o peor aún, con especular sobre la piel de los que sufren”.
Francisco ha destacado que la migración puede ser una experiencia de “crecimiento para todos” si se le proporciona el apoyo adecuado. Sin embargo, ha enfatizado que cuando se vive en soledad y abandono, puede llevar a la “pérdida de la fe y a la desesperación”, lo cual incrementa el sufrimiento de los migrantes. Además, ha hecho un llamado a la Iglesia para que responda a esta realidad inclinándose sobre “sus heridas” y brindándoles apoyo físico, espiritual y psicológico.
En su intervención, el Papa también ha denunciado la explotación de los inmigrantes temporeros, quienes son empleados en condiciones difíciles, especialmente en la agricultura. “Traemos a los inmigrantes para recoger manzanas, los utilizamos para recoger manzanas y luego los echamos”, ha lamentado Francisco, criticando las prácticas laborales que instrumentalizan a los trabajadores sin ofrecerles estabilidad.
Francisco ha abordado además la crisis demográfica en Italia, sugiriendo que la acogida de inmigrantes es clave para enfrentar el problema de natalidad en el país. “Hoy no nacen más niños: la edad media en Italia es de 46 años. Italia necesita emigrantes, debemos decir esta verdad”, ha declarado el Papa, insistiendo en que los inmigrantes representan una oportunidad para el desarrollo de las naciones.
Para el Papa, el enfoque actual de los países ricos refleja un temor infundado hacia los migrantes y prioriza la preservación del “propio bienestar” en lugar de la solidaridad y el compromiso con los más vulnerables. Ha hecho un llamado a la comunidad internacional y a la Iglesia para ofrecer una respuesta humana y digna a la crisis migratoria.