El odio

Es un sentimiento que suele surgir en la adolescencia, y comienza con ese inconformismo que poco a poco se apodera de la cordura. Para poderlo contener es muy necesario que la familia se involucre y esté en constante vigilancia.

La sin razón y el dolor puede hacernos crecer un deseo de venganza y para poderlo llevar a cabo alimentamos, sin darnos cuenta, ese odio visceral que puede convertirse en incontrolable. Día a día, te machaca mentalmente y si no fuese por un entorno familiar apropiado, difícilmente podrías salir de ese bucle que crea una temible situación.

Suele crecer entre jovenes cuya vida les hace sentirse marcados, y más, si en sus hogares no reina precisamente la concordia y el entendimiento. No se libran de esas malas situaciones familias sin problemas económicos, ni estructurales.

Cuando las injusticias gobiernan sin freno alguno, se apodera de ti ese terrible sentimiento. Sientes odio a los que tienen más que tú, viven mejor que tú y creés que tienen una vida más feliz que la tuya y sin problemas. No es sólo envidia; llegan a odiar a todos; suele comenzar en su infancia, en sus hogares, cuando son más vulnerables.

Cuando te reúnes con individuos que demuestran su frustración sin ningún freno y te ofrecen su mano, es cuando estarás perdido, entrarás en ese camino peligroso y sin retorno de el odio por el odio, y aparecerá el deseo de venganza.

Hoy está ocurriendo en jovenes convertidos en inadaptados por todo lo que han vivido en sus hogares, están estigmatizados, se sienten víctimas del sistema, y reniegan de sus vidas familiares, para ellos imperfectas.

Es cuando son capaces de enfrentarse a cualquier persona, que ni siquiera conocen, y esa barbarie contenida se manifiesta sin piedad en colegios, contra sus compañeros, en la calle, en sus hogares… Se sienten atacados y eso les provoca esa ira incontrolada contra todo.

Sus hogares les genera más tensión y les hace sentir mucha inseguridad. Es el lugar donde los problemas crecen día a día y se producen enfrentamientos entre los miembros de esas familias, esa situación les hace perder el deseo de seguir aquí. Algunos tomaron esa decisión terrible y sin retorno, que les llevó a ser noticia el dia después.

Es el momento idóneo para que esos individuos sin conciencia, captadores de chicos y chicas que sufren esos conflictos, pongan sus “garras” en ellos y no los dejen en paz, hasta adoctrinarlos con mentiras y adueñarse de sus voluntades para emplearlos a beneficio propio.

Necesitamos poner toda nuestra atención para ayudar a esos chicos y chicas que se sienten perdidos en una maraña de frustraciones. Ahora, las edades se acortan y los más pequeños pueden caer en esas redes del inconformismo mal llevado, y es cuando tenemos que estar atentos y ayudarles a reconocer lo bueno que rodea sus vidas. Les ayudará a sentirse más seguros y felices.

La familia puede ser el muro de contención de esas conductas inapropiadas. Pues resultará un escudo de protección para ellos. Fomentemos el valor de la familia.¡Son nuestros hijos!

Ningun trabajo, por muy bueno que sea, puede ser rentable si te roba el tiempo que les debes dedicar a ellos. Son nuestra prioridad. Debemos gestionar bien su atención y cuidado para no tener que sorprendernos después.