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El matrimonio Pedro Sánchez y Begoña Gómez se enfrenta a un largo calvario judicial que previsiblemente trascenderá la legislatura

Begoña Gómez, Pedro Sánchez, José Luis Ábalos y Víctor de Aldama.

Pedro Sánchez y su esposa Begoña Gómez se enfrentan a un largo calvario judicial. El paseíllo ya ha empezado. Ella ya está imputada y él, bajo el acecho de la justicia, pero aún no lo está. Va a depender su futuro de si su exministro José Abalos canta o no, y si tiene pruebas. Ábalos está muy cabreado. El desfile judicial ya ha comenzado, pero pasarán varios años, tres o cuatro, o más, antes de que la justicia se pronuncie en sentencia firme sobre el llamado caso Koldo, del que emerge Ábalos y se verá si más tarde el propio Sánchez. La Gurtel ha durado más de diez años de desfiles y juicios, y aun quedan flecos.

Hay cuatro causas abiertas en torno a esta trama interrelacionadas. Están las que llevan los jueces Ismael Moreno y Santiago Pedraz en la Audiencia Nacional, y la del juez Juan Carlos Peinado contra Begoña Gómez. Y, además, la que que tramita la fiscalía europea por fraude en subvenciones. El panorama judicial es, pues, de los de largo recorrido. Y los desfiles ante los jueces se barruntan profusos. Trascenderá la legislatura. ¿Resistirá Sánchez?

Hay apuestas sobre si Sánchez dejará La Moncloa tras el contenido criminal de los últimos informes de la UCO de la Guardia Civil o si se atrincherará en el palacio con el BOE en sus manos y a tortas con la prensa crítica. Él, de momento, no está imputado en nada, pero con lo que ya se sabe, y estando entre los imputados su propia esposa Begoña Gómez, su estancia en La Moncloa se antoja complicada.

Para colmo, no tiene presupuestos y sus socios, a lo que ha hartado de prebendas para que lo sujeten al poder, saben bien de traiciones. Pero él no se querrá ir. Y seguirá “vendiendo” lo que sea necesario para mantenerse en el poder, opinan fuentes políticas de la oposición.

Estas fuentes recuerdan lo que consideran que fue un primer aviso de la personalidad de Sánchez. “¿Qué se puede esperar de un tipo (me niego a llamarle presidente, solo es presidente para sí mismo) que cuando ve que lo van a apartar de la dirección del PSOE es sorprendido amañando una votación con la urna tapada con una cortina; de un sujeto de esos que soñaron ser presidente, no para hacer el bien a sus ciudadanos, no, sino para hacérselo a él mismo?”.

“¿Y de un dirigente capaz de sacar de la cárcel a horrendos Txapotes y de vender España y parte de sus fronteras a los secesionistas; de un individuo que se encadena a un sillón, cueste lo que cueste, por seguir con el Falcón y repartiendo carguitos? Que, dicen, es lo que más le pone, tú sí, tú no y tú ya veremos: exijo fe ciega o no hay foto…”

Y agregan: “¿Qué cabe esperar de un tipo que tira implacable del BOE para reprimir a la prensa que investiga los chanchullos de su hermano, y los de su Begoña Gómez (que merece un capítulo aparte)? ¿De un alma que gravita en pena mientras exhibe mala uva a raudales en Moncloa contra quienes le contrarían o juran sumisión porque pretenden un cargo, que muchas veces depende de las lisonjas que le eches a él y a la Bego”.

Y es que los ministros saben que Begoña es clave. “Por eso cuando la presidenta pide una subvención para su amigo y patrocinador de cátedras Víctor de Aldama, por ejemplo, ¿quién es el ministro guapo/a/e que se la niega”, reflexionan los citados medios. Esto es justamente lo que investigan los jueces, si sus amigos se forraron con la caja de todos gracias a Bego. Qué le pregunten al de Air Europa.

Más de 600 millones públicos para reflotar su línea aérea, por sacarla del agujero. Y hubo comisiones, según los informe de la UCO. De Aldama era el conseguidor. A su jefe de Air Europa le salvó la vida gracias a su amiga Bego. De pronto le cayó una lluvia de 600 millones de las arcas públicas.

¿Y qué se puede aventurar de un hombre que, vaticinan ahora las mencionadas fuentes, “solo saldrá del palacio a rastras”.

¿Y dónde va a ir? ¿Quién y qué le espera?

Es el espejo cóncavo de Maduro. Y en sus manos está España desde hace seis años. 

Cuando ganó la moción de censura, era tal la ansia de entrar en La Moncloa que el pobre Rajoy, entregado aquel día a la bebida, tuvo que ponerse de madrugada a buscar un camión de mudanza. Sánchez quería entrar esa misma noche.

Creía Sánchez que España no podía seguir ni un segundo más sin él. Y llegó.  

¿Y para qué? Para subir los impuestos tan altos y extensos como jamás estuvieron. Nunca se pagó más y por tantas cosas en este país. Para imponer ideologías estúpidas, para controlarlo todo, subrayan los citados medios.

“Lo de Cándido en el Constitucional”, añaden, “es una vergüenza (lástima que Cándido, que es un buen juez, esté pisoteándose a estas alturas de su vida, por seguirle el juego al ínclito. Por no hablar del fiscal general, de Alvarito, convertido en el fiscal más mamporrero de la historia de la sede de la calle Fortuny de Madrid. O del innombrable Tezanos (a este se le ha dicho de todo, y sigue ahí…). Solo se ha cargado a Abalos, pero este puede vengarse. Tirar de la manta. Sacar mensajes”, repasan las fuentes.

Comisario político en el grupo Prisa

Sánchez “es muy probablemente el político más embustero de occidente. Él dice que cambia de opinión, lo que sería asumible, pero siempre y cuando ese cambio no vaya en provecho propio. Ese siempre fue el caso de Sánchez. Que es la misma persona que tiene un comisario político en el grupo Prisa que aprueba, o no, los editoriales”, añaden.

Y también es el mismo que “está fraguando la ley mordaza contra la prensa. Como Sánchez no se va a ir, auguro feroces guerras entre Sánchez y los seudomedios: morirá matando. Ya no le vale lo del bulo y esas chorradas varias. Ahora tirará de policía y leyes ad hoc“, agregan

Sánchez es también un exprópiese ibérico, que llama regeneración (¡¡¡tiene bemoles…!!!) a cargarse con el BOE a la prensa crítica y a prohibir (esta palabra le encantan, a él y al coletas y a la Yoli la de Sumar…). Prohibir, prohibir y subir impuestos. Es lo que mejor saben hacer. 

Pero Sánchez sabe que la corrupción que le atenaza a él, a su Begoña, al exministro José Abalos y a los koldos de turno va para mucho rato. “¿Resistirá? ¿O tendrán que pactar los del PP con disidentes del PSOE y con VOX, bajo la batuta de Felipe González, para sacarlo del palacio? Apuesto por esto último”, indican las fuentes citadas.

Atesora mucho poder y controla una parte robusta de la prensa. Pero las batallas hoy se dirimen en un 60% en las redes sociales, y con ellas no puede. “Está muy cabreado. Solo con Prisa y las Teles afines no tiene suficiente. Y no quiere ni pensar que tenga que irse de La Moncloa”, dicen

Basta recordar cuando echó a Rajoy de la presidencia “con ayuda de los Oteguis y Rufianes diciéndole que era un indecente. Y todo porque un juez amigo colocó en una sentencia sobre la Gurtel que el expresidente no había dicho la verdad en un juicio como testigo. Por eso le montó la moción de censura de mosaico.

“Es gravísimo, mentir, estar bajo sospecha”, le soltaba Sánchez a Rajoy.

Los citados medios se preguntan: “¿Por qué echaría de ministro a Ábalos? ¿Quizá por qué le hacía sombra a su Begoña con el comisionista Víctor de Aldama? ¿O lo que le molestaba es que Ábalos aprovechase mejor las prebendas de De Aldama, incluido el pago del piso de la amante fija del ministro? De Aldama, que ya está en el trullo, es quien convenció a Begoña y a Sánchez para que, al albur de la pandemia, soltases 600 millones de euros para reflotar Air Europa

Begoña (ya casi tan famosa como la Preysler) es catedrática de la sostenibilidad sin tener ningún titulo universitario; por lo que, supuestamente, ha tirado de marido para conseguir subvenciones públicas a sus amigos. Tráfico de influencias.

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