Una producción surcoreana (originalmente diseñada para un público exclusivamente local) se introdujo de manera inesperada, hace tres años, en la lista de lo más visto de Netflix. El resto es historia, como señala Infobae. La obra El juego del calamar, creada por Hwang Dong-hyuk, se transformaría en un triunfo mundial y en la obra de ficción más vista en la plataforma de streaming.
Acaba de presentarse su segunda temporada, preparada nuevamente para romper récords. Sin embargo, ¿de dónde surge el concepto inicial de esta serie de supervivencia extrema que ha traspasado fronteras y se ha transformado en una metáfora cruel del mundo plagado de violencia y deshumanización en el que residimos?
Era el año 2009 cuando en Pyenongtaek, en Corea del Sur, se desató una insurrección laboral en la planta de la multinacional de automóviles Ssangyong. A lo largo de meses, los empleados se declararon en huelga en protesta contra los despidos injustificados (que afectan al 40% de la plantilla) realizados por la empresa.
Fue una de las numerosas protestas que empezaron a propagarse por todo el país debido al sistema político instaurado por Park Geun-hye, el líder y presidente del partido conservador, que violaba los derechos laborales mediante una amplia flexibilidad en términos de despidos y contratación de empleados temporales, siendo la población migrante el sector más vulnerable.
Estos movimientos fueron reprimidos mediante la violencia policial, provocando alteraciones que causaron un gran malestar social y llenaron el entorno de miedo. En ese instante, Hwang Dong-hyuk contaba con 38 años y justo había comenzado su trayectoria como director de cine, y esos sucesos le dejarían una huella muy profunda. De manera directa, observó cómo la desesperación y los instintos de supervivencia de los ciudadanos en bicicleta se transformaban en un juego de vida o muerte ante las injusticias del sistema.
Ahí comenzó todo. Comenzó a redactar El juego del calamar, que inicialmente pensó como una película y que se centraba en una organización que utilizaba a los más desfavorecidos para literalmente controlar sus vidas, en este caso mediante los juegos infantiles populares de su nación, entre los que se incluía “el juego del calamar”, uno de los más violentos de todos en el que solo podía existir un vencedor.
No obstante, aquel guion recibió numerosos rechazos. Lo vieron como demasiado violento y poco realista y el director de cine tuvo que dedicarse a otros proyectos para continuar, incluyendo Silenced, que se basa también en un caso real basado en una novela de la autora Gong Ji Young en el que se narraba, según apunta Infobae, las violaciones y abusos sexuales ocurridos en una escuela de sordomudos.
Diez años después de idear el proyecto y en medio de la crisis de la covid, finalmente logró llevarlo a cabo otorgándole una nueva dimensión a los espectadores, completamente desconcertados (y temblorosos) ante el futuro al que se enfrentaban en el que todo se desmoronaba a su alrededor.
Finalmente, el director consiguió el casting deseado, con figuras reconocidas como Lee Jung-jae (New World), el famoso Oh Young-soo (en la posición del anciano aparentemente desvalido) o la estrella internacional Lee Byung-hun.
Lo interesante es que en este periodo, el juego del calamar no perdió ni un ápice de su popularidad, pero finalmente se transformó en una metáfora de la lucha de clases y de cómo los poderosos se divierten desde sus torres observando cómo los poderosos se divierten desde sus atalayas sufrir a los más desfavorecidos que intentan salir adelante.