La Bolsa española vive uno de esos momentos que quedan marcados en la memoria colectiva de los mercados. El Ibex 35, el principal índice bursátil del país, ha superado por primera vez en su historia la barrera simbólica de los 17.000 puntos, un nivel que parecía lejano cuando el selectivo comenzó su andadura a principios de los años noventa. No se trata de un repunte puntual ni de un golpe de suerte: es la culminación de una tendencia alcista sólida que se viene construyendo desde hace más de dos años.
Durante el último trimestre, el índice ha ido encadenando máximos históricos con una constancia poco habitual. En las primeras horas de la sesión en la que alcanzó este hito, el Ibex avanzaba con fuerza, consolidándose por encima de los 17.000 puntos y reflejando la confianza de los inversores. El dato es aún más llamativo si se observa la evolución anual: el selectivo acumula una revalorización superior al 46% en lo que va de año, una cifra que lo sitúa entre los índices más destacados del panorama europeo.
Detrás de este ascenso histórico hay nombres propios y sectores clave. La banca ha sido uno de los grandes motores del rally, con algunas entidades duplicando prácticamente su valor en bolsa en los últimos meses. El contexto de tipos de interés elevados durante buena parte del ciclo ha reforzado sus márgenes y ha devuelto el atractivo a un sector que durante años estuvo bajo presión.
El sector energético también ha tenido un papel decisivo. Compañías como Iberdrola y Endesa han mostrado una evolución muy positiva, apoyadas en su peso estratégico, su estabilidad y su capacidad para adaptarse a la transición energética. A ello se suma el buen comportamiento de empresas industriales y tecnológicas como Indra, cuyo valor bursátil se ha disparado en un escenario marcado por el refuerzo de la defensa y el rearme europeo, según Europa Press.
El buen momento del Ibex no puede entenderse sin mirar al exterior. La reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos ha sido interpretada como una señal de alivio para los mercados. Un entorno monetario algo más flexible favorece la inversión, reduce tensiones financieras y refuerza el apetito por activos de riesgo como la renta variable.
Más allá de los números, este récord tiene un fuerte componente simbólico. Refleja la fortaleza de determinadas empresas españolas, la recuperación de la confianza inversora y la capacidad del mercado para adaptarse a un contexto global complejo. El reto ahora será mantener el pulso, consolidar los avances y comprobar si este máximo histórico es un techo… o solo un nuevo punto de partida.