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El huracán Daniel atacará finalmente la península ibérica

Huracán Daniel

El huracán Daniel podría llegar a alcanzar rachas de viento de 120 km/h | Fuente: NATURA

Alcanzará rachas de viento de 120 km/h pero acabará perdiendo fuerza hasta derivar en un tormenta tropical

Desde hace días los expertos climáticos no se ponen de acuerdo sobre cuál será finalmente la trayectoria de Daniel, primer huracán de la temporada que ha iniciado su peligrosa andadura en mitad del Atlántico, al oeste de las islas Azores. Esta “anomalía” es un efecto más del cambio climático; esto es, el incremento notable de la temperatura del océano, al fenómeno de “La Niña”, etc. Y esto acaba de empezar. Debido precisamente a que estamos ante una “anomalía” no se sabe bien si bajará de categoría a tormenta tropical o, por el contrario, escalará puestos dentro de los huracanes, categoría 2, 3,… Hay suficiente energía en la atmósfera como para que se alimente y crezca.

Finalmente, lo más probable es que afecte a la Península. Sobre principios de la semana que viene. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos prevé que el próximo domingo ponga rumbo a nuestras costas con su primer frente de aproximadamente de 400 kilómetros, vean más abajo el mapa de probabilidades dentro de los avisos que dicho centro emite.

Este giro se debe a la presencia de una borrasca sobre Gran Bretaña que se va desplazando al Este y, cuya cola, parte Oeste de la depresión, trae vientos con dirección sur y, esto, sin duda, altera la trayectoria del huracán, que de principio se dirigía al Noreste.

Hemos de tener en cuenta que el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EEUU, pone su atención principalmente en aquellos fenómenos atmosféricos que les afectan, y éste no, se sale de sus parámetros. En Europa, por el contrario, carecemos de un organismo específico que vigile los fenómenos climáticos que pudieran resultar catastróficos.               

Al parecer, el huracán Daniel, con vientos actuales que rondan los 120 km/h, irá perdiendo fuerza hasta convertirse en tormenta tropical. Pero esto no debe hacernos bajar la guardia pues sus efectos, de acercarse a la Península, serán devastadores: en una situación de prolongada sequía las lluvias torrenciales se convierten rápidamente en riadas e inundaciones, puesto que la tierra, seca, no puede absorber tal cantidad de agua. Lo hemos visto a menudo. Es hora de que las autoridades empiecen a tomar medidas y elaborar los posibles escenarios.

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