Hoy: 23 de noviembre de 2024
El Gobierno ha vuelto a dar luz verde al anteproyecto de la Ley de Movilidad Sostenible, después de que la anterior tramitación legislativa decayera con el cambio de legislatura, comprometiéndose ahora a aprobarla definitivamente antes de que acabe 2024 tras las incorporaciones parlamentarias.
Como ya anunció con anterioridad el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, la ley se presenta igual que en su anterior tramitación, por lo que abarca la entrada de la competencia en algunas líneas de autobús, la creación de un Sistema Nacional de Movilidad Sostenible o la tasa que los ayuntamientos podrán crear para cobrar a los vehículos al entrar a los centros de las ciudades, entre otras actuaciones.
En la rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros que ha aprobado la tramitación, Puente ha explicado que esta ley persigue cuatro objetivos principales: reconocer la movilidad como un derecho, descarbonizar el transporte, aumentar la eficiencia del gasto público y digitalizar el sector.
De esta forma, su ambición es ahorrar hasta 8.000 millones de euros en gastos públicos en una década, así como aumentar la productividad de las empresas en un 3% en ese mismo periodo de tiempo.
“Se pretende que nuestro país, que ya es un referente en materia de infraestructuras, tenga una movilidad a la altura, donde el transporte garantice el acceso a derechos como el trabajo, el ocio o la salud, respetando las competencias del resto de administraciones y alcanzando el consenso necesario con los grupos parlamentarios”.
El ministro también ha detallado que la elaboración de esta ley responde a tres razones: su carácter económico, la movilidad supone el 13% del gasto de los hogares, 800.000 empleos y más del 5% del PIB; la necesidad de declarar la movilidad como un derecho y la sostenibilidad; y lucha contra el cambio climático.
El objetivo es aprobar el texto definitivo antes del 30 de diciembre de este año, fecha limite marcada en el marco de la entrega de los fondos europeos, un hito que está supeditado a la aprobación de esta ley.
Óscar Puente ha confirmado que el estudio para implementar peajes en las autovías ha quedado fuera de la Ley de Movilidad Sostenible. El posible pago por uso que se comprometió con Bruselas ya se ha suprimido definitivamente de la ley a cambio de aumentar las inversiones en el transporte de mercancías por ferrocarril.
En concreto, el acuerdo alcanzado con la Unión Europea contempla tres premisas principales: desarrollar autopistas ferroviarias, bonificar los cánones que Adif cobra a los operadores durante 5 años y lanzar apoyos e incentivos al sector.
El objetivo principal es alcanzar el 10% de cuota de transporte de mercancías por ferrocarril, frente al 4% actual, para lo que ya se han activado inversiones como los 1.700 millones del Puerto de Algeciras, la ampliación del Puerto de Valencia o el desarrollo de los corredores Atlántico y Mediterráneo.
Respecto a las tasas que las ciudades podrán cobrar por el acceso a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), Puente ha recordado que se trata de un peaje opcional al que la ley no obliga, sino que solo da cobertura legal para que se puede llevar a cabo si alguna corporación local quiere hacerlo.
El ministro ha lamentado que se están invirtiendo hasta 1.500 millones de euros en la implementación de estas ZBE, y sin embargo ayuntamientos como Valencia, Logroño, Elche o Valladolid están revertiendo las actuaciones en movilidad sostenible, como los carriles bici, por cuestiones ideológicas.
“Esto no sucede en ningún país de la Unión Europea, salvo en España y tiene un nombre, se llama coalición partidista entre PP y Vox, se llama introducir a la extrema derecha negacionista en los gobiernos, se llama convertir la salud en un objeto de disputa política, cuando la salud no tiene color político. Los pulmones de los ciudadanos, de todos, de los de izquierdas y de derechas, son los mismos y se benefician de un aire limpio por igual”, ha señalado.
Asimismo, Puente ha vuelto a apelar a Francia para acelerar las conexiones transfronterizas, al entender que el derecho a la libre circulación de mercancías por Europea “no sirve de nada” si no están las infraestructuras necesarias.