El Estado Fallido era esto: TC en el aire, CGPJ acéfalo

10 de octubre de 2022
6 minutos de lectura
Carlos Lesmes
El ya expresidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes. | Fuente: Europa Press

Los vocales conservadores, el PP y la derecha mediática fuerzan la dimisión de Lesmes antes del Pleno del 13 de octubre para seguir bloqueando el nombramiento de los 2 magistrados del Tribunal Constitucional que le corresponde designar

Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo (TS) y Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), envió a los 18 vocales del CGPJ el domingo por la noche un correo electrónico en el que les hacía llegar el comunicado enviado a los medios en el cual anunciaba su dimisión, la cual, se publicará en el Boletín Oficial del Estado el jueves día 13 de octubre, la fecha en la que ha convocado un Pleno en el cual ya no estará presente. 

A continuación, Lesmes llamó a varios vocales de ambos grupos conservador y progresista. “He constatado este fin de semana que no hay ninguna voluntad de conseguir la renovación del Consejo, una percepción que me lleva a dimitir. El pasado 7 de septiembre y en el Consejo os dije que si había indicios de que esa renovación se emprendía, yo no renunciaría. Pero esto ya es insoportable”, explicó anoche según ha dicho uno de sus interlocutores a El Periódico de Catalunya. 

Lesmes, según otros vocales con los cuales mantuvo una breve conversación telefónica la noche de este pasado domingo, no hizo referencia alguna al tema central, para el que había convocado el Pleno del jueves 13: la elección de dos magistrados que corresponde al CGPJ para sustituir a Santiago Martínez-Vares y Juan Antonio Xiol, elegidos por el CGPJ el 12 de junio de 2013. Dichos mandatos caducaron, por tanto, el pasado 12 de junio.  

A ambas sustituciones se unen otras dos: las de Pedro González-Trevijano (actual presidente) y Antonio Narváez, nombrados hace nueve años por el gobierno de Mariano Rajoy. 

La cobertura de estos cuatro magistrados arrojaba un cambio relevante en el TC, que pasaba a una mayoría de 7 contra 4 a favor del sector llamado progresista, tras años de rodillo conservador. 

El mismo rodillo que en el CGPJ ha impulsado el sector conservador precisamente para incumplir la ley aprobada el 20 de julio pasado por la cual el Poder Judicial debía designar a los dos magistrados que le correspondía sustituir el 13 de septiembre pasado. 

Lesmes tenía previsto este lunes a las 12:30 horas entregar condecoraciones en la sede del CGPJ, en la madrileña calle del Marqués de la Ensenada a cuatro magistrados ya jubilados del Tribunal Supremo. Por tanto, su dimisión en diferido, anunciada el 7 de septiembre en los corrillos del acto de apertura del año judicial, no tendría lugar este lunes 10 de octubre. Máxime cuando había convocado un Pleno el próximo jueves, día 13 de octubre, para intentar sacar adelante, por tercera vez, los nombramientos en el TC, y habida cuenta de que debía saludar al rey Felipe en el acto de la Fiesta Nacional del 12 de octubre en el Palacio Real de Madrid. 

“Esto es insoportable”, le dijo a sus interlocutores este domingo 9 por la noche. La ofensiva de la derecha mediática había sido feroz en la última semana contra Lesmes por “presionar” a los vocales del CGPJ a hacer los dos nombramientos en el TC. Es decir: para cumplir la ley. 

Pero lo que Lesmes explicó sucintamente a los vocales con los cuales habló por cortesía durante algunos minutos es que había “constatado” el fin de semana que no había voluntad alguna de renovar el CGPJ. Es decir: que el PP mantenía su posición de bloqueo. 

Si Lesmes señaló esa constatación, ¿qué puede salir de la reunión entre Sánchez y Feijóo?, se pregunta en voz alta una vocal de CGPJ. “Se entiende, por lo que dijo Lesmes, que él ya había hecho los últimos sondeos antes de anunciar su dimisión la noche del domingo”, añadió. 

En el epicentro de la crisis no está la renovación del CGPJ, sino el TC. Mejor dicho: la perdida de la mayoría del TC por parte de el PP. Esa mayoría se pierde con la elección de al menos 1 magistrado del sector progresista de los dos que debe nombrar el CGPJ, más los 2 magistrados que le corresponde designar al Gobierno.  Los progresistas pasar a ser siete magistrados contra cuatro de los conservadores. Y a continuación toca, según la ley, elegir nuevo presidente y vicepresidente del TC, que refleja a la mayoría y minoría, respectivamente. 

Bingo: el sector progresista pasa a ser determinante, a través del número de magistrados y del voto de calidad (o doble voto en caso de empate), del nuevo TC. 

La dimisión de Lesmes, de concretarse, implica que los nombramientos de magistrados del TC, tras el bloqueo tenaz de los vocales conservadores, respaldados por el PP, queda pospuesta sine die.  

Lesmes fue elegido a primeros de diciembre de 2013 presidente del TS y CGPJ por los vocales. Pero se va sin siquiera presentarse ante Pleno del próximo 13, es decir, ante los vocales que le eligieron a él contra la otra magistrada rival del TS y de su misma sala, la Sala Tercera, Pilar Teso. 

¿Quién le sustituirá? Como su sustituto, Ángel Juanes -a quien Lesmes hoy tenía previsto condecorar- que era el vicepresidente del TS y CGPJ, un cargo simbólico, se jubiló en 2019, Lesmes ha propuesto dejar en su lugar Francisco Marín Castán, presidente de la Sala Primera del TS. 

Pero Marín Castán no es vocal ni ha sido elegido por el CGPJ. Es un paracaidista lanzado en esta emergencia por Lesmes. No tiene legitimidad democrática alguna para votar. 

El sector progresista y algunos vocales conservadores, según ha sondeado El Periódico, intentan que la acefalía de Lesmes sea cubierta como se hacía habitualmente cuando Lesmes se ausentaba en la Comisión Permanente del CGPJ: por Rafael Mozo, el vocal de mayor edad. 

“Mozo”, dijo un vocal a este diario, “va presidir el CGPJ”. El nombramiento de Marín Castán, pues, no tiene visos de prosperar. 

La crisis no puede resolverse si el CGPJ sigue absteniéndose de nombrar a los 2 magistrados del TC. Porque es éste CGPJ el que debe nombrarles según la ley vigente desde el pasado 20 de julio. 

Se trata, pues, de una contienda política. El PP no quiere perder la mayoría del TC o en el peor escenario para sus intereses impedir que la mayoría progresista designe presidente del TC a un magistrado que la refleje sin ambigüedad, sin los votos del sector conservador. 

Hasta hace un mes y medio, según fuentes del TC, ese magistrado era Cándido Conde-Pumpido, exmiembro del TS y exfiscal general del Estado durante siete años de los gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, los magistrados Pedro González-Trevijano, primero, y Enrique Arnaldo, más tarde, han urdido una “segunda derivada”, después de la formalización –”primera derivada”- de la mayoría progresista 

¿En que consiste? En apoyar para la presidencia del TC a María Luisa Balaguer, del sector progresista, pero que no sería presidenta con el exclusivo apoyo de los magistrados de su sector, ya que contaría también con respaldo de los conservadores. Es una operación similar a la que los conservadores ya acometieron cuando ofrecieron a Encarnación Roca, propuesta por el sector progresista más Convergencia i Uniò, en 2012, y convertida en vicepresidenta en marzo de 2017. Fue la “cooptación” de Roca para el sector conservador, cuyo voto resultó decisivo, más tarde, para declarar inconstitucional el estado de alarma decretado por el gobierno de Sánchez para gestionar la pandemia. 

El CGPJ lleva desde su nombramiento nueve años y 10 meses cuando su mandato era de cinco años. Y ahora está acéfalo. El TC tiene el mandato de su presidente González-Trevijano y de su vicepresidente Xiol, y el de otros dos, caducados desde el 12 de junio. 

O sea: un Estado constitucional y judicialmente fallido.

¿Puede haber pacto en esta crisis? Fuentes judiciales estiman que es posible.

El PP acepta en su propuesta del verano pasado que la renovación del CGPJ se realice con la ley vigente. Y que el nuevo CGPJ forme una comisión que proponga en seis meses un nuevo sistema de elección de vocales. 

Fuentes gubernamentales señalan que es un planteamiento inútil porque quien gane las próximas elecciones podrá proponer las reformas que prefiera.

Pero se trata de salir de la crisis creada. Por tanto, si esa es la condición del PP, podría haber pacto.

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