Uno de los patronos más reconocidos de Veraluz es San Antonio, cuya oración todos aprendimos desde niños: “que en Padua naciste y en Lisboa te criaste”, aunque luego supimos que esta plegaria no coincidía con la verdad porque está acreditado que San Antonio nació en Lisboa y sus huesos descansan eternamente en la ciudad italiana.
El párroco entonces de Nuestra Señora del Carmen de Veraluz, don Ramón, era bajito y todavía se predicaba desde el púlpito que a los chicos nos parecía un pozo sin agua colgado en la columna. Apenas si se veía don Ramón desde el brocal. Los puños de encaje del roquete y sus manos como pájaros que no encontraran rama donde posarse era cuanto se adivinaba del sacerdote. Y su voz rociada de anís Machaquito que hasta nosotros llegaba. Como más que verse, don Ramón se presentía, colocaron bajo sus pies un taburete que ensanchaba la importancia de su estatura y de su palabra. Algunos temíamos que, con tantos gestos, don Ramón desde aquel pozo en alto se desplomara:
-Queridos feligreses. Hoy es un día excelso para Veraluz: San Antonio, desde su generosa austeridad franciscana, nos pide en su fiesta que ayudemos a recuperar las campanas porque sin ellas no se conocerá la hora de la misa ni los muertos se irán a su cementerio como Dios manda… Y cosas así.
Pedro Villarejo