“Buen mar y buenos vientos” reclamaba el Rey Felipe VI para la tripulación e El Cano, donde iba su hija, la Princesa de Austrias, en calidad de guardiamarina. Como el barco está acostumbrado a los vaivenes del agua, les deseamos también la mejor travesía.
A Ulises le ocurrió todo lo contario que, en su vuelta a casa, tras la guerra e Troya. tuvo que enfrentarse, junto a sus compañeros, a diferentes historias y embestidas.
Mal escaparon de la isla donde estaba Polifemo con su único ojo para descubrir enemigos.
Desde allí echaron anclas en la Isla de los Vientos, donde en Rey Eolo organizaba todas las tempestades. Aprovechando un viento a favor concedido por el monarca, que había regalado a Ulises un cofre secreto, continuaron su navegación más tranquilos, hasta que un curioso abrió el cofre y se llenó de vientos furiosos el camino del mar…
Tal vez por curiosidad alguien ha abierto entre nosotros el cofre de los vientos: El Fiscal General del Estado. La esposa imputada del Señor Presidente, con su hermano, que deja acordes de ilusión por donde pasa…. ¿Alguien sabe quién tiene el tapón del cofre inoportuno?